Prejuzgar, sin duda.
Los
amigos que no dicen las cosas a la cara no son amigos. Amigos que
hablan por detrás de los amigos, no son amigos, Los amigos que piensan
mal de los amigos, no son amigos.
Los
colegas que no te apoyan cuando no estás, no son colegas. Colegas que
no entienden tus debilidades y tratan de cubrirlas, no son colegas. Los
colegas que no cuentan contigo en los momentos dulces, no son colegas.
Los
familiares que no muestran respeto y cariño por ti, no son familiares.
Familiares que tratan de mediocrizar y disuadir de tus sueños o decidir
por ti, no son familiares. Los familiares que piensan que no puedes ser
más que lo que son ellos, no son familiares.
Líderes
que reciben el triunfo de su equipo en lugar del daño, no son líderes.
Líderes que controlan, supervisan y microgestionan, no son líderes. Los
líderes que no trabajar por convertir en líderes a las personas que les
siguen, no son líderes.
Los colegios que no empujan a encontrar a los niños y niñas a encontrar una vida feliz y plena, no son colegios.
Es una pena, todavía no hemos captado el mensaje. Paremos de prejuzgar y anular y empecemos a impulsar.
Todo
ese tiempo que has empleado en redes sociales y todavía no te ha
enseñado a que no hay que juzgar a la gente por sus fotos de perfil o
todo lo que escriben en sus Instagram / Twitter.
Sobre
todo lo demás, sabemos que las habilidades fáciles de medir no son tan
importantes como las habilidades reales que importan. Que los amigos
verdaderos se cuentan con una mano. Que no por ser un familiar eres más
importante si lo que haces es juzgarnos. Los colegas que propulsan a
otros y siempre tienen una mano, son los que llegan a la cima más rápido
que ningún otro. Que líderes que rompen esquemas y estereotipos, bajan
al número dos para que alguno de sus seguidores ocupe su posición. Hay
colegios que van contra las normas y crean agentes del cambio.
El error fatal de prejuzgar
Casi
todo el mundo cree que las personas que nos minimizan y nos juzgan a
nosotros y nuestro potencial son terribles. Sin embargo, cuando nos
descuidamos, salimos ahí fuera y con orgullo prejuzgamos a otros
basándonos en una apariencia, una muy corta entrevista, una foto en
Facebook, un comentario desafortunado en un blog o peor aún, una
equivocación debido a la historia que hay en nuestra cabeza. Incluso
aunque aquellos que seleccionemos sean amigos, familiares o colegas.
El primer paso para ser mejores personas es evitar prejuzgar.
Requiere
instinto y valentía, porque parece que estamos cediendo control de
nuestras vidas. No obstante, ahora entiendo que nunca tuvimos el
control. No si hemos estado cediendo humanidad por seguridad interior.
Isra garcia |
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