jueves, 7 de septiembre de 2017

Ideas para hacer marketing local hoy en social media


Ideas para hacer marketing local hoy en social media

No diría que el futuro de social media es el marketing local. Sin embargo, sí que las plataformas sociales cada vez están ofreciendo más ventajas para los negocios locales. Cada vez hay más que hacer para capitalizar las tendencias del mañana.

Experimentar con anuncios en Facebook, Instagram y Snapchat

La mejor forma de prepararse para algo es haciéndolo. Prueba con los anuncios en estas plataformas. Puedes asegurarte que solo las personas de tu región, ciudad, pueblo o barrio pueden ver el anuncio. Además, podrás obtener más conocimiento sobre cómo ir mejorando las campañas a medida que avanzas. Lo mejor de todo es como sabes el precio, a partir de 5€.

Contenido generado por usuarios

Cuando Facebook e Instagram doblan su apuesta por el marketing local, el contenido generado por usuarios potenciará tu negocio en los rankings, seguro. Para incentivar este tipo de contenidos, usa los menús, el vestuario de tus empleados, la cartelería, el mobiliario, señales, baños, entrada y otros lugares y métodos. Utiliza estos soportes para pedir a tus clientes que interactúen con tu Instagram y/o Facebook. Asegúrate que etiquetan tu negocio y aparece también la localización del mismo.

Grupo en Facebook para tu micro-nicho

Esto ayudará a construir comunidad y convertir a los miembros del grupo en clientes leales. Como mencionaba arriba, Facebook está centrándose en construir comunidades, por eso está potenciando los grupos. Si por ejemplo eres la dueña de un estudio de Yoga en Madrid, considera crear un grupo llamado "Yogis de Madrid".

Completa tu perfil de negocio en Facebook

No dejes nada en blanco. Como Facebook posee búsquedas locales, las páginas activas completamente detalladas tienen prioridad sobre las páginas que no están optimizadas

Marketing local a tu alcance

Piensa en todas las herramientas que me dejo, Trip Advisor, Yelp, Foursquare, Twitter, Pinterest, google Places. Imagina fijar un objetivo para cada una de esas plataformas además de dos o tres acciones derivadas. Eso sería una estrategia digital de marketing local.

Isra Garcia
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El futuro de WhatsApp



WhatsApp and businessFacebook comienza a esbozar lo que todo indica será el futuro de WhatsApp: tras presentar un programa para la obtención de insignias de verificación para compañías a finales del pasado agosto, anuncia ahora una aplicación para negocios, pensada para fomentar la comunicación entre las compañías y sus clientes, que aparentemente comenzaría siendo inicialmente gratuita para pequeñas o medianas empresas, pero no descarta cobrar a empresas de mayor tamaño.
Tras convertirse en una de las adquisiciones con un precio más elevado de la historia de la tecnología, Facebook ha conseguido que WhatsApp mantenga un fuerte crecimiento con una gestión muy escasa, sin interferir prácticamente en el desarrollo de la compañía más allá, lógicamente, de proporcionarle más recursos. Esa progresión ha llevado a WhatsApp a convertirse, en algunos mercados, en la aplicación de mensajería instantánea prácticamente estándar, con 1,300 millones de usuarios mensuales y mil millones de usuarios diarios en todo el mundo. Esto implica que en muchos países, WhatsApp puede interpretarse como una de las mejores opciones para la comunicación con el cliente, inbound o outbound, sea a efectos de marketing y promociones, o con el fin de proporcionar servicio. Esto exige el desarrollo de reglas y procedimientos que, como se indica en el programa de verificación, aseguren que la compañía va a estar allí cuando el usuario la requiera, y que podrá utilizar ese canal a efectos de marketing, siempre y cuando el usuario lo autorice debidamente, y arriesgándose a ser objeto de bloqueo si se convierte en excesivamente persistente.
Si Facebook logra su propósito, WhatsApp podría convertirse en el auténtico estándar para la comunicación entre compañías y usuarios, con todo lo que ello conlleva, y desarrollar una serie de flujos de ingresos como herramienta corporativa que muchas compañías se podrían ver prácticamente forzadas a adoptar en aquellos mercados en los que la herramienta se considera estándar de facto. Esto conllevaría el desarrollo de prestaciones que permitiesen a las compañías integrar WhatsApp dentro de su operativa comercial o de servicio como un canal más, con funciones que hoy en día consideramos completamente básicas en cualquier herramienta de gestión de interacción: administración multiusuario, tracking de la relación con el cliente y conexión con el CRM y las bases de datos corporativas para contextualizar la relación, indicadores de perfil, vínculos con la knowledge base para interacciones repetitivas, analíticas de uso, funciones de redirección y forwarding, generación automática de determinados documentos, posibilidad de desarrollo de bots conversacionales, etc.
Facebook ya no es un extraño en el desarrollo del mercado corporativo: su aplicación para la comunicación interna, Workplace, tiene ya un creciente portfolio de clientes, parece funcionar bastante bien a nivel de adopción, y aunque ofrece una versión gratuita, se establece además con un tramo premium por el que las compañías pagan en función del número de usuarios. Lograr, además, una penetración significativa en ese mismo mercado corporativo gracias a WhatsApp supondría responder parcialmente a una de las grandes preguntas que todos nos planteamos en el momento de su adquisición: como poner en valor una aplicación que renunció casi inmediatamente al único ingreso que había tenido, el pago por descarga, con el fin de incentivar su adopción, y que mantiene sus intenciones de no incluir publicidad, fiel a su principio de no ads, no games, no gimmicks. Con estas limitaciones, conseguir situarse en una posición que permita cobrar al mercado corporativo por una herramienta que consideran fundamental para hablar con sus clientes podría ser una jugada sumamente interesante, que situaría a Facebook en abierta competencia con muchas otras herramientas de propósito similar, pero con un nivel de adopción muy superior entre la base de clientes.
Para el usuario, recurrir a WhatsApp para establecer un diálogo con compañías podría llegar a resultar tan natural como utilizar el teléfono. Una posición que en algunos sentidos logró Twitter con un nivel de adopción menor, pero rodeada en ese caso de una imagen de “petición en público” con propósitos casi coactivos con el que no todas las compañías se encuentran a gusto. WhatsApp, en ese sentido, podrían constituir un canal más natural, más parecido a las dinámicas de interacción con el cliente con las que las compañías se encuentran más familiarizadas, al tiempo que ofrecería al usuario un nivel de control que evitase ciertas posibilidades de abuso. La aerolínea holandesa KLM publicó ayer un vídeo en YouTube describiendo lo que será el funcionamiento de su interacción con el cliente a través de WhatsApp

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Ese uso corporativo de WhatsApp como herramienta de interacción con el cliente parece estar comenzando a ser configurado por Facebook ahora mismo con algunas compañías escogidas para llevar a cabo experimentos. ¿Se parecerá en un cierto tiempo nuestra pantalla de WhatsApp a la que aparece en la ilustración?

E.Dans
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miércoles, 6 de septiembre de 2017

Manifiesto anti-productividad

anti-productividad

Estoy bastante en desacuerdo con lo que la productividad de hoy significa: optimizar el tiempo para ganar más horas al reloj y esas horas invertirlas en trabajar más para producir más resultados. Y así hasta formar una espiral que nunca acaba. Bueno, sí acaba, cuando colapsamos o cuando abandonamos. Creo que atentamos contra lo que la productividad significa, vivir mejor, cuando y donde quieras. Estoy tan en contra de ese tipo de productividad que he escrito el manifiesto anti-productividad. Esto es lo que creo en relación a la productividad. Puedes estar de acuerdo o no, eso ya es otra historia.

El manifiesto anti-productividad

Estas son mis ideas:
• El tiempo libre es tan importante como el más grande los trabajos.
• No reaccionamos a la urgencia que otras personas nos transfieren de forma no intencionada.
• Buscamos formas de modificar ("¿hackear?") el tiempo en lugar de tratar de vencerlo.
• No trabajamos por turnos / horas, sino por resultados.
• Medimos la calidad de nuestra agenda en base a las responsabilidades profesionales versus responsabilidades personales.
• Sabemos que el éxito está en el estilo de vida no en ser el empleado del mes, o del año.
• Intentamos responder con eficacia a los obstáculos que surgen en el camino.
• Si no está ligado a nuestro propósito / objetivo más prioritario, lo pospondremos.
• Procrastinamos siempre y cuando tenga que ver con el trabajo irrelevante.
• Disfrutamos de no  hacer nada de vez en cuando.
• Somos excelentes sin ser perfectos.
• Creamos atajos (sistemas) que nos permiten vivir más tiempo fuera del trabajo.
• No somos productivos, estamos haciendo cosas.
• Invertimos en tareas (personas y profesionales) de alto retorno.
No se necesita mucho más, es lo que tengo en mi mente.
El gran Tony Schwartz ya escribió sobre la anti-productividad mucho antes.
La productividad se centra en optimizar trabajo, la ultraproductividad en vivir la vida.
¿Firmas?
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viernes, 1 de septiembre de 2017

Cuando algo sale mal... interesante articulo de E.Dans




IMAGE: IQoncept - 123RFEl CEO y fundador de Essential, Andy Rubin, acaba de dar una lección sobre qué hacer y cómo reaccionar cuando tu compañía comete un error. La compañía, empeñada en el diseño y lanzamiento de un smartphone que algunos han calificado como revolucionario en sus planteamientos mientras otros ven como “más de lo mismo“, pero que indudablemente atrae atención por tener detrás nada menos que al creador original de Android, cometió un error de bulto al enviar un correo electrónico solicitando datos personales a los usuarios pre-registrados para adquirir su terminal, y terminó redistribuyendo involuntariamente esos datos a toda esa lista de clientes.
El error es sencillo: lo que la compañía pretendía hacer era simplemente solicitar a los clientes que habían manifestado interés en adquirir su terminal una copia de su carnet de conducir mostrando su foto, firma, fecha de nacimiento y dirección física, con el fin de verificar su identidad, como se hace habitualmente en los Estados Unidos en las compras en establecimientos físicos a partir de un cierto importe. Para ello, tomaron las direcciones de esos usuarios, crearon una lista y enviaron el correo a esa lista mal configurado, sin darse cuenta de que, al contestar, cada respuesta iría dirigida a la totalidad de los integrantes de la lista. Como resultado, unos 70 clientes distribuyeron sin querer la copia de su licencia de conducir a una lista de desconocidos, con los problemas de seguridad y privacidad que ello potencialmente conlleva, y que podrían llegar al robo de identidad.
El error, que fue en un primer momento interpretado por algunos como un intento de phishing, fue inmediatamente reconocido por la compañía. Hoy, su CEO escribe una entrada en el blog corporativo en la que reconoce el error, pide todo tipo de disculpas, se atribuye de manera inequívoca toda la responsabilidad sobre un error que define como “humillante”, y anuncia que todos los clientes afectados recibirán un año de suscripción gratuita a LifeLock, un servicio de protección contra el robo de identidad, con un coste de entre 9 y 30 dólares al mes dependiendo de la cobertura proporcionada.
La rápida y modélica reacción de la compañía permite establecer algunas directrices sobre qué hacer y qué no hacer cuando las cosas salen mal en entornos tecnológicos, partiendo de la base de que todo el mundo, incluso los más preparados, puede cometer un error por acción u omisión:
  • La tecnología ya no es una caja negra que pueda utilizarse para confundir a nadie. Si tu compañía o tu error preocupa a alguien, el problema será investigado hasta la saciedad, las responsabilidades serán depuradas, y quedará perfectamente claro donde estuvo el problema original, y todo ese proceso tendrá lugar en público, a plena luz del día. Por tanto, nunca trates de eludir tu responsabilidad o de escurrir el bulto, porque quedarás mal.
  • Investiga muy rápidamente qué fue lo que realmente ocurrió, y publícalo asimismo a toda velocidad, con total transparencia. Esa transparencia es fundamental a la hora de demostrar que estás haciendo todo lo humanamente posible por entender el problema, y te ayudará muchísimo posteriormente cuando tengas que volver a inspirar confianza. En un entorno tecnológico, todos podemos cometer errores: los que inspiran confianza son los que ponen todo de su parte para solucionarlos rápida y eficazmente.
  • Nunca, jamás, culpes a un becario. Aunque realmente tenga la culpa. Primero, porque eso dificultará tu investigación interna y que la persona que realmente cometió el error dé un paso al frente y ayude a entender qué ocurrió. Segundo, porque culpar al eslabón débil genera una mala imagen. Y tercero, porque si el problema es grave, quien debe plantarse delante de los clientes y reconocerlo es aquel que los clientes conocen, el interlocutor, la cabeza visible, sea el fundador o el ministro de Justicia.
  • Nunca, jamás, mates al mensajero. Esto es mucho más cierto en el caso de los hackers. Lo normal es que un hacker, cuando descubre un problema o vulnerabilidad, notifique a la compañía afectada para que lo corrija. Solo cuando, tras un período prudencial, el problema sigue sin corregir, es cuando se suele recurrir a hacerlo público, para forzar a su corrección. Por tanto, estate muy atento a los correos que te comunican vulnerabilidades y problemas de seguridad, hazles caso, corrígelos siempre y no denuncies a quien te comunicó el problema. Solo empeorará las cosas.
  • Pon los medios adecuados para compensar a los afectados generosamente. Gástate dinero. Has cometido un error, por acción u omisión, y necesitas recuperar la confianza de tus clientes actuales y futuros. Por tanto, abre un capítulo de gastos, y haz que nadie pueda dudar de tu voluntad de compensar los problemas que has causado a los afectados. Sin pestañear, sin discutir, sin racanería.
  • Demuestra que haces todo lo posible para que no vuelva a ocurrir. Con los pasos anteriores puedes recuperar esa confianza, pero si te ves afectado por errores de ese tipo cada dos por tres, no es que existan las casualidades, es que eres un desastre.
Las perspectivas en este tipo de cuestiones han cambiado mucho en los últimos años. Lo de “echar la culpa al ordenador” o “a los hackers” ya no funciona. Lo que ahora funciona es la comunicación rápida, sincera, directa y sin paños calientes. Si no lo has entendido, estúdiatelo. Ante un error, confiésalo claramente, arréglalo y asume las consecuencias. No hay ya ninguna otra forma de hacer las cosas. O sí la hay, pero no funciona. Tenlo claro

Enrique Dans
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