La
esperanza en el mundo de los negocios es algo esencial pero a menudo
perjudicial. Nos lleva a seguir el mapa de otros. Nos desenfoca en el
proceso hacia ser inconformistas.
Son ese tipo de esperanzas que nos lanzan al fracaso. Es la esperanza
de que las cosas cambien mañana. Hay mucha de ese tipo de esperanzas.
Todas ellas son más dañinas que útiles. Ganar por casualidad no es una
opción.
Es la esperanza de ganar un juego en el que no estás participando.
Como
emprendedor te acercas a un inversor potencial. Dices: "disculpa" y
entonces, lanzas un pitch de entre quince y veinte minutos que nunca (lo
siento, nunca) logrará que el inversor diga: "genial, aquí tienes una
inyección de dos millones de euros para que los utilices a tu manera".
Piensa
sobre la idea, esa que ha sido rechazada en doce ocasiones. Piensa en
enviar un resumen de la idea a treinta marcas potenciales. ¿Qué esperas
de todo esto? Quizá, estás esperando ganar el juego al que ni siquiera
has decidido participar. Ese juego que te toca ganar de forma aleatoria
entre diez millones de posibilidades.
Pienso que merecemos algo mejor que la esperanza evanescente de ganar en el juego equivocado.
Si
como yo luchas contra las falsas esperanzas, lucha contra la
probabilidad remota de ser golpeado por una cada vez más caprichosa
fortuna. Entonces te darás cuenta que nuestro instinto se basa en estar
dispuestos a establecer una alternativa positiva para integrarla en un
sistema que te permitan lograr metas. Confundiendo la matemática de la
situación con otra persona intentando cerrar la puerta en tus narices.
Ganar por casualidad
Puedes,
o bien trabajar en ti mismo hasta un punto donde no necesites una
esperanza, o puedes jugar un juego diferente. Lo que ese seguro es que
depositar tus vida en esperanzas no merece el esfuerzo que has hecho
hasta ahora.
Nespresso
no se ha convertido en Nespresso porque fue descubierto por George
Clooney cuando empezaron. No, Nespresso conectó. Crecieron
exponencialmente, reinventaron la experiencia del café y empezaron
abriendo una tienda detrás de otra. Reajustaron, corrigieron, midieron,
mejoraron y repitieron. Día a día, rediseñaron su camino hacia el
triunfo. No ganaron solo por casualidad.
¿Qué
oportunidad hay de que Pete Cashmore o Brené Brown accedan a ser tus
mentores? ¿Qué probabilidad tienes de que Warren Buffer invierta en ti?
¿Cómo invertir tus energías esperando y deseando que llegue el hada
madrina? Tienes prisa, pocos recursos y estás en un camino sin salida.
Cuando
alguien te anima a evitar el hecho de ganar por casualidad, no es que
estén criticando que tu idea o cohibir tu fe o robarte tus esperanzas.
Lo que sucede es, que en lugar de eso, están dejándote saber, que ese
tipo de "atajos" son raramente dependientes (o muy cortos). Y que
entonces, si quieres triunfar, quizá, deberías seguir el camino más
largo, menos deliberado y menos mágico.
Si
tu libro, música, local o cualquier negocio merece realmente tu energía
y tu pasión, no lo devalues dejando su futuro en una lotería al azar.
Puesto
de otra manera: encanta a la comunidad que ya posees, maravilla a los
clientes potenciales que puedes alcanzar. Asombra a los pequeños
inversores que ya te conocen lo suficiente como para escucharte. Toma tu
propio permiso
y trabajo. Los saltos imposibles solo quedan bien en las películas,
porque de hecho, el triunfo no vendrá de ganar por casualidad, sino de
encontrar un camino que se anda un paso detrás del otro.
Isra garcia
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