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lunes, 18 de marzo de 2013
Mobbing: cuando trabajar duele
En la edición de Marzo de 2012, la revista Alto Nivel publicó el reportaje "Cuando trabajar duele", elaborado por María Josefa Cañal. Este material obtuvo el primer lugar en la categoría Investigación Periodística en RRHH, durante la segunda edición del Premio OCC Mundial de Recursos Humanos, que se entregaron el jueves 14 de marzo de 2013. Te presentamos nuevamente el texto ganador.
Otra vez lunes...
Cuando Marisa, una joven actuaria del ITAM con excelentes calificaciones, oyó el despertador, sintió un latigazo en el corazón. De nuevo tendría que enfrentarse a presiones de todo tipo, casi nunca justificadas, a una serie de desprecios por parte de sus compañeros y, sobre todo, a su tiránica jefa que la retenía en la oficina aun después de la salida de todos, para cumplir con altas cargas de trabajo, escatimándole después el crédito correspondiente.
Además de sufrir de dolores de cabeza constantes, Marisa ha ido perdiendo el apetito y las ganas de salir con sus amigos el fin de semana. Y es que, sin saberlo, la joven ejecutiva se ha convertido en una víctima del mobbing, en el chivo expiatorio de su área.
Se ha planteado buscar otro trabajo, pero ya no está segura de si ella es culpable del acoso, con lo cual la historia se repetiría en cualquier otra empresa.
De origen inglés, la palabra mobbing (también conocido como bullying laboral en Estados Unidos), incluye todos los actos destinados a intimidar, sobajar, amedrentar o perturbar emocional e intelectualmente a la víctima con el fin de satisfacer la necesidad de destrucción del hostigador.
Según Carlos Rodríguez, presidente de la Asociación Mexicana Contra el Mobbing, es una agresión totalmente personal, donde el acosador escoge a su víctima hasta acabar con ella. Este acoso ocurre de manera sistemática, de un modo directo o indirecto, por parte de una o más personas y por un tiempo prolongado.
De manera similar a lo ocurrido a Marisa (quien pidió no ser identificada), a una víctima de mobbing se la aísla y los compañeros de trabajo no le hablan ni le permiten integrarse, aunque parezca que ella misma lo decide así. Es alguien a quien critican permanentemente, generan chismes e intrigan sobre su persona; alguien que era brillante, con buenas expectativas de desempeño y, de repente, se empieza a apagar.
“También comienza a ausentarse con frecuencia, a somatizar esos estados de tristeza y depresión y a padecer jaquecas, hipertensión o insomnio”, comenta Rodríguez. Como consecuencia, las víctimas difícilmente recuperan la confianza en sí mismas y en sus compañeros y les cuesta reanudar su vida laboral.
“Es importante cerrar emocionalmente el tema o quedará como una herida abierta causante de tristeza y desesperanza.”
Recientemente, los mexicanos vimos un video donde un empresario maltrataba e insultaba a un empleado de su edificio, en lo que constituye un deplorable ejemplo de violencia laboral, consistente en agredir a alguien de manera verbal o física por diversas razones (estrés, mal carácter, cero control de sus impulsos...).
Este tipo de violencia es fácilmente detectable, a diferencia del mobbing, una enfermedad social sin justificación alguna, donde se ejerce violencia psicológica de manera perversa y sutil, casi imperceptible, con la única intención de destruir al otro –apunta Rodríguez, quien agrega:
“Para empezar a combatirlo, los jefes tendrían que saber, primero, que existe esta patología social, en la cual el acosador cree, incluso, que le hace un bien a la organización, librándola de quien no vale la pena. Eso sí, una vez que termine con esa persona, estará a la espera de otra para deshacerse de ella”.
Los europeos, más acosadores
Aunque se empezó a estudiar desde los ochenta en Inglaterra, el interés por esta especie de psicoterror laboral es muy reciente en nuestro país.
Pero las cifras no engañan. En una encuesta global que realizó la firma de soluciones de recursos humanos Monster.com.mx, 55% de los participantes mexicanos reconoció haber sufrido de maltrato o abuso en su lugar de trabajo, mientras que la mitad de los empleados que no lo habían experimentado en carne propia, sí presenciaron otros casos. La encuesta reveló también que Europa ocupa el primer puesto en la incidencia de bullying, con 83%, seguido del continente americano, con 65%, y Asia, con 55%.
“La intimidación en el lugar de trabajo es un problema presente en el radar de los empleadores”, asegura Gonzalo Alonso, director general de Monster.com.mx. El directivo no cree que el bullying se haya incrementado en los últimos tiempos: “Siempre ha estado ahí; lo que pasa es que, como sociedad, apenas estamos reconociendo que existe y la gente se está atreviendo a hablar abiertamente de él”.
Existe evidencia de que las raíces de este problema se remontan a la infancia. Rodríguez cuenta que, a partir de estudios orientados a elaborar un perfil del acosador, en la asociación a su cargo han visto un pasado marcado por la violencia intrafamiliar.
¿Existe alguna forma de reconocer a un hostigador en una entrevista de trabajo? Ante la pregunta, Alonso responde que resulta muy difícil detectarlo.
“Hicimos la encuesta para levantar la bandera e informar a las empresas sobre lo que está pasando y que tomen cartas en el asunto. Es muy común que las compañías cuenten con un gran capital de talento, pero desgraciadamente alguna de esas personas talentosas quizá resulte ser un hostigador.”