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viernes, 20 de febrero de 2015
Uber: pivotando en Barcelona
Uber lanza en Barcelona un servicio completamente nuevo, UberEATS, previamente ensayado tan solo en Los Angeles con el nombre UberFresh, consistente en el envío de comida en diez minutos. Los restaurantes, seleccionados a través de PlateSelector, ofrecerán una especialidad diferente cada día, que el usuario podrá encargar a través de la app de Uber, pagar directamente mediante la tarjeta de crédito que tengan asociada a ella, y ver cómo su comida se va desplazando en el mapa hacia donde estén. Por el momento, dos opciones diarias de menú, aunque está previsto ir incrementando el número de opciones a medida que crezca la popularidad del servicio.
El movimiento es un pivot clásico: reutilizar tu equipo y tus infraestructuras en un desarrollo de producto nuevo que mantenga la actividad y permita explorar nuevos negocios basados en elementos conocidos. En este caso, la idea es seguir explorando el concepto de la logística urbana – de mover personas a mover productos, como ya se había ensayado en otros casos – mediante una red de conductores, a los que la compañía exigirá tanto su inscripción como autónomos, como el aporte de sus declaraciones trimestrales. Mientras, la compañía mantiene su pulso legal contra las medidas cautelarísimas impuestas a su producto de transporte de viajeros, UberPOP. Por el momento, la compañía ha renunciado a lanzar servicios con conductores con licencia, como UberBlack, debido a que la escasísima cantidad de licencias VTC que permite la legislación española, empeñada en mantener una carestía artificial que en nada beneficia a los usuarios, haría inviable un parque de conductores que ofreciesen tarifas razonables de manera estable.
El modelo de comida on demand es posible gracias al establecimiento de unas horas determinadas de actividad, que permiten una estimación de la demanda basada en un modelo multifactorial para conseguir que los restaurantes seleccionados puedan trabajar en horas de baja actividad, previas a las horas punta de comida y cena. Al reducir el catálogo a la mínima expresión y dar al usuario únicamente dos opciones (que cambian todos los días), se posibilita la anunciada eficiencia logística que permite poner el producto en diez minutos en una zona muy amplia de la ciudad (l’Eixample, Sarrià Sant Gervasi, el Poblenou y la Barceloneta).
La categoría en la que entra Uber, por supuesto, no está exenta de actividad en todos los sentidos: competidores como Delivery Hero o GrubHub en los Estados Unidos, Just-Eat en el Reino Unido con recientes adquisiciones como SinDelantal, o los alemanes Rocket Internet con Foodpanda o La Nevera Roja. Pero indudablemente, el encaje con la idea de plataforma tecnológica donde se facilita el negocio de terceros, unida a la potencia de fuego que aporta la capitalización de Uber y a la popularidad de su app, va a hacer que el tema dé bastante que hablar.
Uber pretende definirse no como una empresa de taxis, sino como una plataforma logística basada en tecnología. Ha ido probando servicios de diversos tipos, algunos que siguen funcionando, u otros, como UberESSENTIALS, de los que ya se ha anunciado su cancelación. La idea central gira en torno a la logística como servicio, se aplique a lo que se aplique, con conductores o con vehículos autónomos cuando esto sea posible. Recientemente, la compañía fichó a Tom Fallows, ex-director de Google Express (el same-day delivery service de Google), para expandir este tipo de iniciativas. Si un mercado se resiste temporalmente, es cuestión de pivotar ofreciendo otros servicios hasta que los problemas legales sean superados. Si alguien pensó en algún momento que había ganado alguna batalla o que esta historia no tenía más recorrido, que vaya pensándolo de nuevo. E.Dans