España es uno de los pocos países para los que el Fondo Monetario
Internacional ha elevado sus cifras de crecimiento para este ejercicio y
el próximo. De hecho, el organismo ha recortado sus previsiones de
crecimiento mundial.
Concretamente, el organismo presidido por Christine
Largade pronostica en su informe Perspectivas de Crecimiento Mundial
(WEO por sus siglas en inglés) que la economía española crecerá un 2,7%
en 2016 (dos décimas más de lo esperado en octubre) y un 2,3% en 2017
(una décima más que lo recogido hasta ahora). De esta forma, el Fondo eleva sus previsiones para España a pesar del momento de incertidumbre política que atraviesa el país dadas las dificultades que existentes para formar un Gobierno tras las últimas elecciones generales.
Además, hay que señalar que pesar de esta mejora en las previsiones del FMI, el PIB de España frenará su expansión respecto a 2015, ejercicio en el que creció un 3,2% (medio punto más), siguiendo la tónica de ralentización económica mundial que se está produciendo en estos momentos.
De hecho, el FMI, que sitúa el crecimiento mundial en el 3,1% en 2015, ha recortado sus previsiones dos décimas tanto para 2016 como para 2017, dejando las cifras de PIB global para esos años en el 3,4% y 3,6%, respectivamente. "El repunte de la actividad mundial será más gradual que lo previsto en la edición de octubre", ha asegurado la nota del organismos que añade que esto se producirá, "especialmente en el caso de las economías de mercados emergentes y en desarrollo".
El consumo privado tira del crecimiento en el euro
El FMI también mejora ligeramente su pronóstico para la zona euro, concretamente, lo eleva una décima hasta el 1,7% en 2016 y mantiene esa misma tasa para 2017. El Fondo ha explicado que en la región de la moneda única "el fortalecimiento del consumo privado -estimulado por el abaratamiento del petróleo y las condiciones financieras favorables- está compensando el debilitamiento de las exportaciones netas".Alemania, la locomotora de la región, crecerá un 1,7% en 2016 (una décima más de lo calculado en octubre) y mantendrá el mismo nivel en el siguiente ejercicio (dos décimas más que el informe anterior).
Por su parte, Francia, la segunda economía de la región, ha visto recortadas sus previsiones de crecimiento hasta el 1,3% en 2016 ( dos décimas menos) y el 1,5% en 2017 (una décima menos), según el FMI.
Por otro lado, deja sin cambios las previsiones de Italia en el 1,3 % en 2016 y 1,2 % en 2017.
Además, entre las economías desarrolladas, la institución recorta dos décimas sus previsiones de crecimiento para EEUU en 2016 y 2016, que pasan así a situarse en el 2,6% cada año respectivamente.
Los emergentes frenan el crecimiento
"La desaceleración y el reequilibramiento de la economía china, la caída de los precios de las materias primas y las tensiones a las que se encuentran sometidas algunas de las principales economías de mercados emergentes continuarán lastrando las perspectivas de crecimiento en 2016-17", ha apuntado el Fondo.Concretamente, el FMI prevé que China crecerá este año un 6,3% y un 6% en 2017, en línea con sus pronósticos de octubre, mientras también mantiene las perspectivas de crecimiento para India, en el 7,5% cada año respectivamente.
Sin embargo, la institución recorta drásticamente sus pronósticos para la región de América Latina y Caribe, que en 2016 muestran una caída del 0,3%, lo que supone una reducción de 1,1 puntos porcentuales con respecto al pronóstico de octubre, mientras que para 2017 augura un crecimiento del PIB de la región del 1,6%, siete décimas menos que antes.
Entre las economías de la región, el pronóstico del FMI es particularmente duro con Brasil, que ve reducidas en 2,5 y 2,3 puntos porcentuales su previsiones para 2016 y 2017, respectivamente. De este modo, el país sudamericano se contraerá este año un 3,5%, tras retroceder un 3,8% en 2015, mientras que en 2017 su economía permanecerá estancada.
"Los riesgos para las perspectivas mundiales continúan inclinándose a la baja y están relacionados con los ajustes que están ocurriendo en la economía mundial, incluyendo la desaceleración generalizada de las economías emergentes, el reequilibramiento de China, la caída de los precios de las materias primas y el repliegue paulatino de las condiciones monetarias en Estados Unidos", señala el Fondo, que advierte de que "si estos retos no se manejan adecuadamente, el crecimiento mundial podría descarrilarse".