El cofundador mexicano de 3DRobotics habla sobre cómo superó el fracaso y el rechazo para crear una de las empresas de drones más grandes del mundo.
Jordi Muñoz tiene 28 años y es uno de los empresarios más exitosos en el desarrollo tecnológico en México. Sin embargo, su origen no está cimentado en ser un buen estudiante o un buen empleado. La raíz de su éxito fue la capacidad de transformar una cadena de eventos de rechazo y fracaso.
“Por cuestiones del destino estuve expuesto al lado bueno y el lado malo. Lamentablemente hay gente que es de buen corazón, pero está expuesta a malas rachas, te traumatiza, te hace creer que la vida es así, y pues te aguantas”, dice en entrevista con AltoNivel.com.mx.
Hace 10 años, Muñoz intentó en dos ocasiones entrar al Instituto Politécnico Nacional a estudiar aeronáutica, no porque fuera la escuela que él quería, sino porque era la única que tenía la carrera que quería. Y en las dos ocasiones fue rechazado.
Originario de Baja California se mudó a la Ciudad de México, trabajó en un café internet y fracasó. Regresó a su estado natal, abrió un negocio y fracasó. En medio de una crisis familiar se fue a Estados Unidos a buscar un mejor destino en algo relacionado con su pasión, la tecnología.
“Fue en otro país donde me di cuenta que hay gente que te apoya, que trabaja en equipo, y te hace reflexionar y decir: ‘Vengo de un país donde está difícl, todo está mal, sabemos qué está mal y nadie hace nada'. Todos estamos mal”, señala.
En Estados Unidos comenzó a desarrollar experimentos con un helicóptero y desarrolló un piloto automático con piezas de un Nintendo Wii. Subió su ejercicio al blog DIY-Drones (Do It Yourself), una comunidad creada por el entonces editor de la revista 'Wired', Chris Anderson, para los fanáticos de estos dispositivos, y entonces su vida cambió.
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“La transformación de mi vida viene cuando hago una reflexión y me doy cuenta que uno mismo es el problema. Con todos los defectos que tengo. Mi intención, cuando se me quita ese enojo, es exhibir lo que está en el fondo”, agrega en la entrevista.
“México tiene problemas y ni los estadounidenses, ni los alemanes, ni los rusos van a venir a resolverlos. ¿Cómo puedes hacer un cambio si quieres pasar de ser un don nadie a un don alguien? Hoy en día lo único que te garantiza que serás alguien es tener mucho dinero. No es ni si estudias o tu trayectoria, ¿qué harás para enfrentar eso si no tienes dinero? Ahí está la clave”.
Expertos de Estados Unidos y de otros países se interesaron en los ejercicios de Muñoz y el mismo Chris Anderson le envió un cheque de 500 dólares para que no dejara sus experimentos. El mexicano respondió y comenzó a vender su trabajo, primero ganaba mil dólares, después dos mil, hasta que Anderson le propuso fundar la empresa 3DRobotics en 2009.
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El poder es influir para bien
Jordi Muñoz creció en una familia que se separó durante su adolescencia, pero recuerda las enseñanzas de su padre:
“Crecí con un papá que de joven sacaba diez todo el tiempo. Me dejó en claro que yo valgo por lo que soy, por lo que sé y por lo que puedo dar a la gente. No por lo que tengo o si soy tu amigo. Nunca podré ser como mi papá, yo era un burrazo en la escuela, no podía leer ni un libro, pero me gusta mucho la tecnología, programar y hacer las cosas”.
3DRobotics creció inmediatamente y pasó de los miles de dólares a facturar millones y a convertirse en una de las empresas de drones más importantes del mundo. No solo marca tendencia, también realiza labores de investigación y desarrollo. En 2013 facturó 10 millones de dólares y en 2014 más de 20, cifra que superará en 2015.
“Empiezo a crecer en la tecnología, creé mi empresa y empiezo a tener poder. Ahora estoy en una posición donde puedo decir: ‘Vengo de un lugar donde me fue mal, soy mexicano y no me puedo retirar a Miami y decir yo ya la armé y no me importa nadie’. Nosotros somos los quepodemos generar un cambio, influir de alguna manera en nuestro país”, dice Muñoz.
Para el cofundador de 3DRobotics, es momento de regresar la oportunidad que recibió y ha comenzado a desarrollar talentos mexicanos, además de crear un vínculo entre Estados Unidos y México que puedan aprovechar jóvenes que tengan algo que aportar.
La compañía actualmente tiene más de 300 empleados, cuenta con un centro de desarrollo tecnológico en San Diego y fabrica los drones en Tijuana. Además tiene oficinas en Berkeley, California, y en Austin, Texas.
“El problema somos nosotros y eso es lo que quiero cambiar, por eso abrí la empresa en México. Tuve la suerte de estar en el lugar correcto, en el momento correcto, durante la ola correcta y lograr esto de los drones. Hay muchas cosas buenas y aplicaciones y estaré en primera fila. Tengo varios proyectos de tecnología hechos en México solamente”.
Jordi Muñoz está en busca de talento y los requisitos que pide no son complejos, pero son determinantes: “Necesito encontrar a esos mexicanos que necesitan ayuda y que van a ser agradecidos, que no me van a dar una puñalada en la espalda, que sean gente que pueda ayudar a cambiar esa mentalidad negativa”.