jueves, 13 de agosto de 2015

Experimento: sobreconectados sin capacidad de reacción

Experimento- sobreconectados sin capacidad de reacciónAyer, mientras caminaba por la Gran Vía de Madrid, decidí realizar un pequeño experimento sobre la conectividad y la capacidad de reacción que poseemos mientras permanecemos conectados.
Primero empecé a contar el número de personas con las que me cruzaba que andaban cabizbajos utilizando su smartphone. La distancia que recorrí fue de 1,5 kilómetros, durante ese recorrido me crucé con 594 personas, de todas ellas, 452 caminaban poseídos por un dispositivo móvil, la mayoría smartphone, solo 40 personas llevaban una tablet y 22 una GoPro. Una persona llevaba una GoPro, smartphone y tablet a la vez, sí, esto parece que es posible hacerlo.
Segunda parte del experimento, al mismo tiempo que iba contando las personas que estaban absorbidas con el entorno conectado, pensé en intentar tropezarme con todas las que tenía la ocasión. Utilizo la palabra intentar porque no era fácil llegar a mantener un contacto directo con todas las personas que caminaban de frente tuyo por la Gran Vía madrileña. Así que estas son las estadísticas, logré alcanzar contacto con 362 personas que andaban cabizbajas sumergidas en aquello que su dispositivo móvil les proporcionada, fuera lo que fuere, de ese total (365), sólo 54 lograron esquivarme, lo que quiere decir que tropecé con 311 personas – algunos tropiezos fueron más abruptos que otros, pero bien salvados siempre con un “perdona, fue culpa mía, no te había visto”.

Conclusiones

Las conclusiones de este experimento:
  • La mayoría de personas (452/594) con las que me crucé, estaban conectadas a su dispositivo móvil, en tan solo 1,5 kilómetros recorridos. Esto me lleva a pensar lo siguiente: primera opción; la mayoría de estas personas estaban aprovechando su tiempo y siendo productivas. Segunda opción; estamos bastante absorbidos por el entorno conectado. Tercera opción: hay más conectividad y dispositivos móviles que personas. Cuarta opción: no hay interés más allá de la pantalla, el contacto directo no es sexy.
  • No solo obviamos vivir el momento cuando estamos tan conectados, sino que perdemos falta de atención y con ello, capacidad de reacción, de las 365 personas enganchadas a su dispositivo móvil con las que pretendí chocar, tan solo 54 lograron esquivarme, la mayoría de ellas en el último momento, solo 9 o 10 iban observando a su alrededor mientras usaban smartphone o tablet. Perdemos, perdemos capacidades y características que nos alejan de permanecer humanos.

Desconectar para conectar

Hoy por hoy mi conectividad en dispositivos móviles es nula, ya que sigo sin smartphone desde el experimento que realicé hace ya más de cuatro meses y sin tablet, al dejarla olvidada en el control del aeropuerto de Ibiza (pude traerla por mensajero, pero he decidido dejarla all hasta que Oscar vaya a Ibiza de vacaciones y la pueda recoger por mí), seguro que estas dos semanas proporcionan algo valioso. Esto pese al parecer una desventaja, te permite ver que hay al otro extremo.
Próximamente te hablaré de qué sucede cuando tu conectividad es nula, de momento estoy logrando más y mejor trabajo en más poco tiempo. Aunque por ahora me parecía interesante compartir contigo las apreciaciones del pequeño experimento de ayer.
Estamos tan conectados que quedamos desconectados de lo que verdaderamente importa, desconectamos de un bellísimo mundo para conectar en otro mundo donde la necesidad de estar siempre disponibles, visibles y activos es imperiosa.  Isra Garcia
 

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