Barack Obama presenta un ambiciosísimo plan a dos años, America’s Clean Power Plan,
con la idea de convertirlo en un legado que tiene necesariamente que
ser asumido por su sucesor en el cargo, y que supone la más importante
iniciativa emprendida históricamente contra el cambio climático.
Hillary
Clinton, como posible próxima presidenta en el caso en que los
norteamericanos decidan seguir dando su confianza a la opción demócrata,
presenta la continuación del mismo plan como eje central de su campaña,
y plantea una enorme y decidida apuesta por la energía solar, con un incremento de la capacidad instalada que alcanzaría los quinientos millones de paneles en hogares en cuatro años,
y que supondría ser capaces, en menos de diez años, de generar
suficiente energía de fuentes renovables como para alimentar todos los
hogares norteamericanos. Un plan indudablemente muy ambicioso, pero que los expertos definen como factible.
Las
energías renovables y la generación distribuida, planteadas como
estrategia de país. Mientras, en España, un sector eléctrico convertido
en cementerio de elefantes para políticos jubilados, trata de coartar
toda iniciativa similar al coste que sea, plantea impuestos al sol que
intentan eliminar el atractivo de la generación distribuida, y pretende
mantener la situación actual de un país que tiene el sol como uno de sus
mayores recursos naturales, muy por encima de todos los países de su
entorno cercano, pero permanece absurdamente anclado en la generación a
partir de combustibles fósiles. Un ejemplo clarísimo de ridículo internacional y
de legislación en contra del interés común. Cuando queramos darnos
cuenta, habremos conseguido el muy poco meritorio récord de ser uno de
los países más retrasados en ese sentido, contando originalmente con una
de las mejores situaciones de partida.
Los
Estados Unidos y la Europa desarrollada completamente tapizadas de
paneles solares en todos los tejados, mientras en la soleada España
seguimos quemando toneladas y toneladas de combustibles fósiles que
incrementan nuestra dependencia de las importaciones y desequilibran
nuestra balanza de pagos, para generar la electricidad que llega a
nuestras casa. Vivir para ver. E.Dans