Puede haber circunstancias que lo propicien, sin embargo, encontrar la forma de canalizarlo es muy eficiente para evitar problemas mayores. Aprende cómo.
Falta de planeación, malos tratos, objetivos
interrumpidos, malos entendidos con tus compañeros de trabajo o tu jefe.
Cualquiera se ha visto enfrascado en el enojo en la oficina y las
graves consecuencias que ello provoca en el desempeño profesional. De
acuerdo con estudios realizados por distintas universidades
estadounidenses, el enojo es el sentimiento más común en las emociones
dentro del ambiente laboral: se presenta en el 53% de los casos,
mientras que la felicidad es la menos usual, sólo la presentan el 19%.
El enojo es uno de los sentimientos más
problemáticos del ser humano. Es ese momento en el que llega a nuestra
cabeza la presión sanguínea aumenta de manera instantánea, el corazón empieza a bombear sangre con mayor rapidez y
la envía a brazos y piernas (por si hay que defenderse), dejando al
cerebro desprotegido. En pocas palabras es el mejor ejemplo de nuestra
actuar irracional y, por ende, el sentimiento menos controlable.En entrevista con Estrella Vázquez González, profesora de la Universidad Panamericana de México y especialista en temas de Coaching Empresarial, la experta explica algunas de las situaciones más comunes dentro de la oficina y cuáles serían las posibles soluciones que nos harían llegar al estado “zen” de nuestro cuerpo y mente.
Tipos de enojo en la oficina
El enojo por resentimientos. Directivos y colaboradores podrían asegurar que este sentimiento los ha invadido en alguna situación. Frases como: no entiendo por qué no fui promovido, por qué contrataron a alguien si yo tengo las capacidades para hacerlo, mi trabajo es mejor que el de él y él gana más que yo, podrían parecer familiares.En enojo transferible. ¿Alguna vez te ha gritado tu superior sin aparente motivo, logrando que te molestes tanto que luego tú le grites a tus colaboradores? Este es el tipo de enojo transferible, se convierte en una cadena de malos entendidos, luego tus colaboradores se molestan con sus compañeros de trabajo y es sentimiento de frustración llega hasta los hogares.
El enojo por falta de reconocimientos. “Me dicen sólo lo malo y cuando hago algo bueno mi jefe se pone la medalla”, este podría ser el ejemplo más común cuando no existe una buena retroalimentación entre jefes y colaboradores. Este enojo es causante de depresiones laborales y malos entendidos en el ambiente laboral.
El enojo por desmotivación. Cuando no hay una cultura organizacional objetiva, el ambiente laboral puede convertirse en un suplicio. De esta forma, el trabajo es una obligación y no el placer de progresar y aprender, la falta de motivación por parte de los directivos hacia sus equipos de trabajo puede ocasionar malos entendidos y falta de identidad con la empresa.
Enojo por frustración laboral. Este tipo de enojo suele invadir a las personas que ya no están conformes con su situación laboral, se sienten estancados, no valorados y saben que necesitan un cambio.
El enojo por estrés. El estrés es la enfermedad más común en los ambientes laborales, sin embargo, la menos detectable. El estrés ocasiona que el cuerpo esté propicio para responder ante un estado de agresión con enojo, hace que tu cuerpo sea intolerante a la frustración.
¿Cómo encaminar el enojo?
Controlarlo pareciera algo sencillo, comenta la experta, sin embargo, es una de las actividades más difíciles de realizar, lo primero que debes hacer es tratar de hacerlo consciente, de esta forma verás que todo tiene una solución.A continuación una serie de pasos que te podrían ayudar a controlar tu ira interna:
Paso 1. Localiza el enojo
Así como se entiende, analiza de dónde viene la molestia: del estómago, del pecho, de la sien, del corazón, de la boca del estómago; de esta forma podrás saber qué punto es el que debes atacar.
Paso 2. Respira
Cuando el enojo invade el cuerpo lo primero que sucede es que la respiración disminuye, retienes el oxigeno en tu cuerpo y evitas que éste funcione como se debe. Cuando esto suceda, respira de manera profunda, esto ayudará a oxigenar tu cerebro y te dará la oportunidad de encontrar soluciones precisas.
Paso 3. ¡Cuestiona a tu enojo!
“El objetivo primordial de controlar el enojo es hacerlo racional, de esta forma nos hacemos conscientes de lo que está sucediendo, y así, la mayoría de las veces nos daremos cuenta que el enojo que estamos sintiendo es banal o tiene una solución”, indica Vázquez. Házte las siguientes preguntas:
- ¿De qué me está sirviendo enojarme?
- ¿Qué me estoy diciendo ante esto?
- ¿Qué me está dando?
- ¿Es bueno para mí y mi entorno?