La dinámica competitiva entre Microsoft y Google parece
estar entrando en una escalada de violencia alejada de lo habitual.
Por supuesto, que ambas compañías llevan muchos años en rumbo de colisión resulta más que evidente para cualquiera, pero recientemente hemos podido ver quejas y denuncias cursadas a las autoridades antimonopolio por abuso de posición dominante, campañas de publicidad en tono duro y directo que descalifican líneas de producto como Gmail o Google Docs y, más recientemente, un cease and desist enviado por Google a Microsoft en el que exige la retirada de la aplicación de YouTube que la empresa de Redmond ha desarrollado para Windows Phone. La razón es que la aplicación creada por Microsoft elimina la publicidad de YouTube, ofrece la posibilidad de descargar los vídeos reproducidos, y también la de ver contenidos en dispositivos móviles cuyos creadores hubiesen decidido excluir de los mismos.
En el panorama actual, resulta perfectamente habitual que el creador de una aplicación en una plataforma móvil determinada no sea quien inicialmente imaginaríamos. Cuando una aplicación alcanza una cierta popularidad y el hecho de no tenerla disponible puede convertirse en una rémora a la hora de decidirse por una plataforma determinada, empresas como Microsoft o BlackBerry han optado en ocasiones bien hacer aportaciones económicas para contribuir al desarrollo de la versión, o bien por desarrollarlas ellas mismas. Pero de ahí a generar una versión que contenga explícitamente violaciones de los términos de servicio de la original, que bloquee la publicidad o que permita llevar a cabo acciones que la original no permite, va todo un trecho. Si buscas la aplicación de YouTube en Windows Phone, lo que te encuentras es esto:
Una clara “provocación” que hace especial hincapié en una de las prestaciones que YouTube considera contrarias a sus términos de servicio. Que los vídeos de YouTube se pueden descargar es algo evidente: yo mismo llevo años haciéndolo para utilizarlos en mis clases y conferencias, en las que no puedo arriesgarme a que un problema de conectividad me impida mostrar el vídeo que quiero mostrar. Una simple búsqueda en Google por los términos “download YouTube video” ofrece una gran cantidad de resultados de todos los tipos para hacerlo. La que yo utilizo, concretamente, es Download Helper, pero tengo que usarla desde Firefox, porque desde Chrome se impide explícitamente su uso en YouTube.
Obviamente, la lucha de Google en ese sentido cae dentro de la categoría en que caen todas las luchas que pretenden impedir que los bits circulen: resulta imposible, seas Google o seas quien seas, impedir que un contenido sea descargado si existe un incentivo suficientemente interesante como para que alguien desarrolle una herramienta específica. En su momento, Google ya amenazó a YouTube-mp3, un servicio que permite descargar música desde vídeos de YouTube, que sin embargo, aún hoy sigue estando disponible. Otras aplicaciones, como AdBlock Plus, que impiden la aparición de publicidad en YouTube, siguen funcionando perfectamente bien incluso en Chrome, donde es además uno de los add-on más instalados. Pero en este caso, la ofensa proviene de un competidor directo, lo que ha desencadenado la reacción de Google en forma de cease and desist. Microsoft, a su vez, ha contestado que estarían encantados de incluir publicidad, pero que para ello necesitarían tener acceso a la API correspondiente (en la app de YouTube para Xbox, sin embargo, sí hay publicidad). Por parte de Microsoft, la idea parece tener mucho de provocación directa: forzar a Google a actuar como “celosa guardiana de sus restricciones” y “aficionada al uso del cease and desist” es algo que, sin duda, desgasta la imagen de la compañía.
¿A dónde va a llegar la escalada armamentística? El plazo dado por Google a Microsoft para eliminar la app termina mañana día 22. Dos no pelean si uno no quiere, pero la cosa se está empezando a poner bastante seria…
Por supuesto, que ambas compañías llevan muchos años en rumbo de colisión resulta más que evidente para cualquiera, pero recientemente hemos podido ver quejas y denuncias cursadas a las autoridades antimonopolio por abuso de posición dominante, campañas de publicidad en tono duro y directo que descalifican líneas de producto como Gmail o Google Docs y, más recientemente, un cease and desist enviado por Google a Microsoft en el que exige la retirada de la aplicación de YouTube que la empresa de Redmond ha desarrollado para Windows Phone. La razón es que la aplicación creada por Microsoft elimina la publicidad de YouTube, ofrece la posibilidad de descargar los vídeos reproducidos, y también la de ver contenidos en dispositivos móviles cuyos creadores hubiesen decidido excluir de los mismos.
En el panorama actual, resulta perfectamente habitual que el creador de una aplicación en una plataforma móvil determinada no sea quien inicialmente imaginaríamos. Cuando una aplicación alcanza una cierta popularidad y el hecho de no tenerla disponible puede convertirse en una rémora a la hora de decidirse por una plataforma determinada, empresas como Microsoft o BlackBerry han optado en ocasiones bien hacer aportaciones económicas para contribuir al desarrollo de la versión, o bien por desarrollarlas ellas mismas. Pero de ahí a generar una versión que contenga explícitamente violaciones de los términos de servicio de la original, que bloquee la publicidad o que permita llevar a cabo acciones que la original no permite, va todo un trecho. Si buscas la aplicación de YouTube en Windows Phone, lo que te encuentras es esto:
Una clara “provocación” que hace especial hincapié en una de las prestaciones que YouTube considera contrarias a sus términos de servicio. Que los vídeos de YouTube se pueden descargar es algo evidente: yo mismo llevo años haciéndolo para utilizarlos en mis clases y conferencias, en las que no puedo arriesgarme a que un problema de conectividad me impida mostrar el vídeo que quiero mostrar. Una simple búsqueda en Google por los términos “download YouTube video” ofrece una gran cantidad de resultados de todos los tipos para hacerlo. La que yo utilizo, concretamente, es Download Helper, pero tengo que usarla desde Firefox, porque desde Chrome se impide explícitamente su uso en YouTube.
Obviamente, la lucha de Google en ese sentido cae dentro de la categoría en que caen todas las luchas que pretenden impedir que los bits circulen: resulta imposible, seas Google o seas quien seas, impedir que un contenido sea descargado si existe un incentivo suficientemente interesante como para que alguien desarrolle una herramienta específica. En su momento, Google ya amenazó a YouTube-mp3, un servicio que permite descargar música desde vídeos de YouTube, que sin embargo, aún hoy sigue estando disponible. Otras aplicaciones, como AdBlock Plus, que impiden la aparición de publicidad en YouTube, siguen funcionando perfectamente bien incluso en Chrome, donde es además uno de los add-on más instalados. Pero en este caso, la ofensa proviene de un competidor directo, lo que ha desencadenado la reacción de Google en forma de cease and desist. Microsoft, a su vez, ha contestado que estarían encantados de incluir publicidad, pero que para ello necesitarían tener acceso a la API correspondiente (en la app de YouTube para Xbox, sin embargo, sí hay publicidad). Por parte de Microsoft, la idea parece tener mucho de provocación directa: forzar a Google a actuar como “celosa guardiana de sus restricciones” y “aficionada al uso del cease and desist” es algo que, sin duda, desgasta la imagen de la compañía.
¿A dónde va a llegar la escalada armamentística? El plazo dado por Google a Microsoft para eliminar la app termina mañana día 22. Dos no pelean si uno no quiere, pero la cosa se está empezando a poner bastante seria…