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miércoles, 19 de marzo de 2014
El rediseño del rediseño: ¿cómo reaccionamos ante los cambios?
Una noticia sobre el posible rediseño del rediseño de Flickr me genera una reflexión sobre los cada vez más constantes cambios en las aplicaciones que utilizamos habitualmente. En este caso, hablamos de un caso para mí muy interesante y sobre el que tengo perspectiva de casi diez años, en los cuales he vivido la eclosión inicial, el abandono por parte de Yahoo!, y los rediseños y replanteamientos recientes.
¿Cómo reaccionamos ante los cada vez más frecuentes cambios en las aplicaciones que utilizamos? Resulta perfectamente normal encontrarnos que nuestro terminal nos solicite permiso – o ni eso, si lo hemos pre-aprobado – para actualizar un buen número de aplicaciones cada muy poco tiempo. Rara es la semana que no vemos pasar varias de estas notificaciones, y todos tenemos algunas apps que terminamos por actualizar más veces de las que realmente las utilizamos. Con el tiempo, nos hemos acostumbrado a una dinámica en la que nos resulta perfectamente normal que, al abrir una app, la interfaz haya sufrido cambios de cualquier tipo que afectan al uso que le damos.
En mi caso, y soy lo que muchos calificarían como un perfil con tendencia a la innovación, la reacción suele ser de resignación. Pocas veces me encuentro cambios en el planteamiento de una app que me generen algún tipo de satisfacción, y lo normal es que me enfrente a ellos con cierta desgana, con un “qué le vamos a hacer, es lo que hay” o incluso con algunas molestias. Me cuesta recordar la última vez que una aplicación introdujo cambios que realmente valorase de forma positiva, y sí me constan bastantes ocasiones en las que me encontré con cambios inesperados en el momento de acceder a ellas que me generaron algún tipo de problema o incomodidad. Los cambios estéticos en el diseño para adaptarse a las tendencias me generan escepticismo: me parece muy bien que de repente todo el mundo se haya dado al flat design tras una época de ubicuos efectos tridimensionales, pero lo veo más como algún tipo de “moda” frívola que como algo que, de alguna manera, me haya aportado algún valor.
De una época de cambios poco habituales, que casi siempre respondían a replanteamientos o al desarrollo de nuevas funciones, hemos pasado a una de cambios constantes, de descargas y reinstalaciones permanentes, de cambios casi caprichosos, que en ocasiones parecen simplemente una forma de lograr que hablen de uno sin más motivo que el puro “rediseño por el rediseño”. No suelo ser nostálgico, pero empiezo a añorar la época en la que cuando abría un programa o aplicación, sabía lo que me iba a encontrar.
Lógicamente, esto está afectando también a los planteamientos de los diseñadores: antes, se tenía bastante cuidado al tocar elementos con los que el usuario tenía una cierta familiaridad. Ahora, impera cada vez más el darlo todo por hecho, el “es lo que hay”: simplemente un comentario al abrir la app, o ni eso, y venga, a seguir usándola. Salvo en aquellos casos – por otro lado, cada vez menos frecuentes, en los que los usuarios plantean algún tipo de resistencia o rebelión, la cosa queda en simplemente una anécdota que se olvida rápidamente. No te encariñes con la estética de ninguna aplicación, porque cada día son más efímeras. A veces son elementos sutiles, un tipo de letra, un espaciado, un botón… otras veces son rediseños más radicales. Pero la impresión que tengo, dada la gran proliferación de apps, es que están ocurriendo todos los días.
¿Cómo reaccionáis ante los cambios en una época en la que los cambios ya aparecen casi todos los días? ¿Os molestan? ¿Os gustan? ¿Os generan indiferencia? ¿Debemos acostumbrarnos a que esta sea la dinámica “normal”? E.Dans