Esta es una guía rápida, fácil de usar y potente para mejorar tu discurso
cuando hablas en público hoy en día:
- Atrévete: habla de aquello que usualmente otros no hablan, toca temas que
otros prefieren dejar de lado. Aquello que quizás tu audiencias esquivaría.
Confróntalos con el riesgo.
- Muéstrate: viste como desees (mejor, cómo más a gusto y feliz te sientas) y
utiliza el mensaje que mejor se adecue a quien tu eres realmente (siempre sin
perder la perspectiva de tu publico) y haz lo que quieras. Siempre que muestres
tu mejor versión de ti mismo.
- Incomoda: pincha en el culo (no es motivar), conseguir que los asistentes y
oyentes, se sientan identificados y tocados por tus palabras. Que les quemen y
lleguen a lo más profundo, que rocen la insolencia, pero que contengan el
fundamento suficiente como para inquietar y perturbar sus mentes (y en ocasiones
cuerpos) eso hará que conectes en lo más profundo del alma y grabes en ellos tus
palabras.
- Contén el impacto: justo cuando estés en el momento más potente y quieras
decir aquello que más va a impactar, no lo digas, cuenta hasta tres y entonces
hazlo, llegarás más adentro todavía.
- Transcribe: me es grandiosamente útil transcribir lo que quiero decir. Ayuda
a mejorar tu lenguaje y a expresarte mejor.
- Línea recta: sí, esa es la mejor, más eficiente, simple y útil manera de
llegar desde un punto a otro punto. Pues eso, sé directo, cuanto más claro seas,
mejor te entenderá todo el mundo.
- Ignora Twitter: si quieres responder a las preguntas que te han hecho los
asistentes a través de Twitter me parece estupendo. Pero no vayas corriendo a
Twitter a ver que es “lo que han dicho” sobre tu discurso, tampoco te fijes
demasiado en el tweet del usuario de la última fila, que o bien no le gustas,
no te entendió o las dos cosas.
- Vulnerabilidad: habla de tus fallos (los más
pronunciados) y lo mejor, ríete de tus mayores defectos. Además de
gustar, te darás un gran baño de humildad.
- Enfoca: mira, toca, habla y señala a todos los ángulos posibles de la
audiencia a la que te dirijas. Si son cientos, camina entre ellos, acércate,
mantén contacto visual y accede a su zona de conexión.
- Auto-critica y auto-percepción: tanto si lo has hecho bien como si no, tu lo
sabrás muy bien. no necesitas preguntarle a nadie “¿Qué tal lo he hecho?” cuando
das lo mejor de ti mismo, hablas con pasión, fundamento y conectas con tu
audiencia, tú y sólo tu decides si tu trabajo es bueno o malo.
- Obvia la ovación (fácil): la fácil llega muy rápidamente, sólo tienes que
sacar el “truco emocional”, el “jugar sucio” (cómo los profesionales
conferencistas dicen) hablar de temas, como la muerte de un familiar, historias
de enfermedades, etc. Hay personas que cuando hablan de esto lo hacen de verdad,
con el corazón, esa es la ovación valiosa. Sin embargo, hay otros que lo
utilizan como medio de explotación. Triste y lamentable. No seas una de esas
personas.
- Contundencia: posiblemente la que más esté amando en estos momentos. La
contundencia a la hora de hablar en público viene precedida de saber quien eres
realmente (lo bueno y lo malo), de donde vienes y a donde vas. Viene de adueñarte
de lo que tienes que hacer y merecerte.
Viene de hacer que las cosas sucedan y escuchar 20 veces más que hablar. Esa
contundencia te permitirá actuar ferozmente, dejando espacio cero a la más
mínima duda (aunque dentro de ti pudieras dudar) y eso puede resultar incluso
insultantemente convincente. Sexy. Isra Garcia
