¿Qué saben las empresas sobre nosotros? Cada día
producimos más información, y las empresas tratan de capturarla y analizarla.
Gustos, sentimientos, tendencias, obtenidos a través de información que
publicamos en redes sociales. Estamos “fichados” en tantos sitios, que conocer
los detalles sobre todo lo que el big data es capaz de analizar en cada
momento sobre nosotros resulta cada vez más complejo.
La respuesta no es dejar de usar unas herramientas que
nos ofrecen propuestas de valor muy importantes en nuestro contacto con las
personas o en el acceso a la información. Al contrario: lo que como usuarios
debemos demandar es claridad y transparencia.
Que una empresa recopile datos sobre nosotros puede
resultar razonable, si se hace bien. ¿Y qué es hacerlo bien en este contexto?
Sencillamente, que como usuario pueda saber en cada momento qué datos está
manejando la empresa sobre mí, qué está haciendo con ellos, y qué resultados
pretende obtener.
Cuando lo pensamos así, los resultados son
sorprendentes: resulta que la cantidad de datos no es lo que más nos preocupa,
sino el uso que se hace de ellos. Una empresa puede llegar a conocernos mejor
que nosotros mismos, pero lo que de verdad nos debe preocupar es qué
consecuencias tiene ese conocimiento. Si va a ser usado para perseguirnos más,
para agobiarnos, o para vender datos a terceros perdiendo el control de su uso,
querremos – razonablemente – evitarlo. Por el contrario, si el resultado de
conocernos mejor es que nos ofrece mejores productos, en mejores condiciones, o
más adaptados a nuestros gustos, es más posible que estemos de acuerdo.
No son los datos: es la voluntad clara e inequívoca de
permitirnos entender qué pasa con ellos, para qué se usan. ¿La palabra clave?
Transparencia.