Una de las principales fuentes de conflicto en las relaciones humanas es la falta de claridad en los acuerdos. Asegúrate de cerrar un buen acuerdo.
Una de las principales fuentes de conflicto y resentimiento en las relaciones humanas es la falta de claridad en nuestros acuerdos. No en vano, la comunicación efectiva es uno de los temas más solicitados en los programas de capacitación empresarial.
A partir de una promesa o un acuerdo creamos una realidad distinta a la que vivíamos -tanto para nosotros como para la otra persona involucrada en el compromiso-. Por ejemplo, cuando un jefe acuerda con su colaborador un ascenso a partir de ciertos resultados, está abriendo toda una gama de nuevas posibilidades para ambas partes.
Si observamos a nuestro alrededor, nos daremos cuenta de que gran parte de lo que nos rodea descansa en la capacidad del hombre para hacer promesas y generar acuerdos: nuestra familia; trabajo; nuestro sistema económico, político y social, etcétera.
Sin embargo, es muy común que los acuerdos se rompan o que no den los frutos esperados. Por todos lados podemos observar rupturas en las relaciones, demandas por incumplimiento o simplemente a muchas personas frustradas por no haber obtenido lo que esperaban.
Claves para generar acuerdos efectivos
1. Utiliza el poder de las peticiones
Dicen que “al que no habla Dios no lo escucha”. Uno de los grandes errores de los seres humanos es que asumimos que los demás nos adivinarán el pensamiento y sabrán qué es lo que necesitamos. Lo peor es que cuando no cumplen con nuestras expectativas les guardamos resentimiento por no brindarnos lo que jamás nos atrevimos a pedir.
Muchas veces por motivos de educación, creencias, ego, etc., las personas no sabemos o no podemos hacer peticiones. Piensa que lo peor que puede pasarte es que te digan que no, y la negativa es sólo hacia tu petición no tiene nada que ver contigo.
De acuerdo con Rafael Echeverría, uno de los principales propulsores del coaching ontológico, “no pedir no solo condiciona una determinada identidad y resulta en una particular manera de ser, sino que es un factor que define el tipo de vida que podremos esperar”.
¿Qué sería distinto en tu vida, si te atrevieras a pedir lo que necesitas?
2. Bríndate a los demás
Así como hay personas a quienes les cuesta mucho trabajo pedir, también hay a quienes no les gusta proponer u ofrecer su apoyo a otros. Prefieren mantener un bajo perfil y pasar inadvertidos ante los demás para no verse inmersos en un compromiso y evadir responsabilidades.
Así como nuestra forma de pedir determina nuestra identidad y nuestros resultados, también nuestra pasividad para brindarnos y hacer ofertas a los demás tendrán un impacto importante en la calidad de nuestras relaciones.
3. Claridad en la comunicación
No es lo mismo una queja que una petición. Hablar de lo que nos molesta o de nuestras inconformidades -ya sea de manera directa o indirecta- no significa que estamos generando un acuerdo o una petición para que las cosas cambien.
Es necesario que nuestras peticiones y ofertas sean claras, y que la persona a la que se las hacemos esté consciente de que necesitamos algo de ellas o bien que estamos haciéndoles una propuesta.
También del lado del oyente es importante que haya claridad y honestidad en su respuestapara aceptar o rehusarse a una petición u oferta. Cuántas veces no accedemos a hacer algo que no queremos sólo por pena a decir que “no” y en realidad no estamos dispuestos a cumplir con nuestra promesa. Estamos generando conflictos y malestar innecesarios.
4. Verifica las condiciones de satisfacción
Recuerda que cada cabeza es un mundo y que quizá la persona con quien hiciste el acuerdoentendió algo distinto a lo que tú pediste u ofreciste. Verifica lo que el otro escuchó y asegúrate que comparte contigo las condiciones de satisfacción del acuerdo. De esta manera evitarás malos entendidos y futuras frustraciones.
Es posible que una de las partes considere que el acuerdo ya fue cumplido pero no ha verificado el nivel de satisfacción de la otra persona. Simplemente da por sentado que el ciclo de la promesa se cierra en el momento en que se llevan a cabo las acciones acordadas.
Nuestra competencia para generar acuerdos efectivos, es la base para mantener la armonía en nuestras relaciones -en cualquier ámbito- y una herramienta muy poderosa para coordinar acciones con los demás.