jueves, 24 de septiembre de 2015

Sobre comunicación corporativa

email ad (1977) - HoneywellDesde Noysi me pidieron que les diese mi opinión sobre la evolución de la comunicación corporativa, un tema sobre el que llevo bastante tiempo trabajando y escribiendo, y en el que estamos viviendo una transición muy intensa que nos lleva a evolucionar desde el arcaico papel hacia medios más eficientes.
El papel es una tecnología que data del siglo II antes de Cristo. Las razones para que las compañías sientan un apego tan enfermizo por el papel tienen que ver con el control de los flujos de información al anclarlos a un objeto físico, pero en los tiempos que vivimos, el papel es el enemigo absoluto de la productividad y la eficiencia, además de ser un grave obstáculo para la circulación de la información. Podría obtenerse una muy buena métrica de la eficiencia de las compañías simplemente pesando la cantidad de papel que producen.
Del papel, evolucionamos hacia métodos como el correo electrónico, que data ya de los años ’70 como puede constatarse en anuncios como el que ilustra esta entrada, y que claramente se han convertido también ya en una tecnología obsoleta de cara a su uso en comunicación corporativa. En nuestros días, hay muchos directivos que si realmente tuviesen que contestar todos los correos en los que figura su nombre, no podrían hacer ninguna otra cosa por simple falta de tiempo. La plaga del CC, convertida en una especie de testigo de la gestión y convertida en un elemento que escala la pirámide jerárquica de maneras imposibles ha convertido la comunicación corporativa en algo frustrante y, de nuevo, muy poco eficiente.
El trabajo en documentos compartidos y la mensajería instantánea se perfilan como las grandes esperanzas. Por supuesto, no hablamos de barbaridades como lo que supone utilizar algo como WhatsApp en un entorno corporativo, sino de herramientas que combinen esas prestaciones con la integración de otras, como gestión de proyectos, y que ofrezcan capacidades sofisticadas de búsqueda de información, creación de repositorios, definición de canales y grupos, y todo ello con la seguridad que precisan los entornos corporativos. No he probado la herramienta de Noisy, pero se encuentra en un mercado muy interesante en el que, lógicamente, no solo no le van a faltar competidores a todos los niveles – señal de que, en efecto, hablamos de una transición y de un fenómeno real – sino que además, algunos de esos competidores forman ahora parte, como es el caso de Slack, de ese privilegiado club de los unicornios, empresas que ya superan en valor los mil millones de dólares pese a haber sido creadas hace muy poco tiempo. Junto con Slack, otras como Yammer, propiedad de Microsoft, o como Asana o Trello, que provienen de contextos como la gestión de proyectos. Herramientas que trasladan la idea de comunicación ágil, con amplísimas posibilidades para circular la información con los niveles de control adecuados, y sobre todo, que permiten un balance razonable de eficiencia comunicativa. Quien no es capaz de entender las ventajas de trabajar en equipo con documentos compartidos en entornos como los definidos por estas herramientas, es simplemente porque no lo ha probado con una mentalidad suficientemente abierta: las ventajas son tantas, que parece imposible que una empresa pueda resultar mínimamente competitiva sin ellos.
A continuación, algunas de mis ideas al respecto. El vídeo dura únicamente dos minutos y medio: E.Dans

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