Liderar no es aquello que ocurre cuando las
cámaras apuntan hacia ti o cuando estás en el centro centro de la conversación.
Liderar es aquello que haces cuando nadie te está observando, cuando la atención
apunta hacia otro sitio, cuando lanzas e impulsas a otras personas fuera del
área de influencia de los periodistas, cuando haces una recomendación (o
crítica) sabiendo que podría no gustar o dejarte en mal lugar. Cuando sientes
que estarías dispuesto a recibir el daño por la gente en la que crees, en
solitario y sin reconocimientos, o cuando te manchas las manos haciendo el
trabajo sucio y no vas corriendo a otras personas reclamando esa autoría.
Liderar no significa inspirar fuera cuando no valoras ni respetas lo que tienes
dentro, eso desde luego no es liderar.
Liderar huye la hipocresía del éxito y se refugia en la dignidad y honestidad
de cambiar a las personas sin hacer demasiado ruido. Liderar no es que crean en
ti, liderar es creer en que hay una causa por la que merecería la pena da lo
mejor que hay en ti. Encuentra algo por lo que morirías y entonces el mundo te
seguirá.
Hacer sentir líderes de sus vidas a las personas que hay a tu alrededor, esa
es la esencia de liderar (el cambio). Isra Garcia
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