domingo, 7 de septiembre de 2014

Viajando con equipaje tecnológico… en 2014

IMAGE: Johan2011 - 123RFUn periodista del Daily Telegraph me preguntó acerca del componente tecnológico de mi equipaje cuando viajo, así que, puestos a enumerarlo, me parece interesante compartirlo y pedir sugerencias para optimizarlo. Hace muchos años que los viajes forman una parte habitual de mi trabajo – o, en general, de mi vida, porque paradójicamente, me sigue gustando viajar, como una manera de introducir cambios en mi cabeza que me alimenten de nuevas ideas. Cada vez más, intento hacer de mis rutinas de viaje algo que los convierta en ocasiones que merezcan un recuerdo, que huyan del “aterricé, tomé un taxi, llegue a un hotel, trabajé y me fui”.
Pero algo no cambia: sigo siendo una persona con una dependencia enorme del tráfico de datos. Además de escribir en esta página todos los días (desde hace ya diez años… no es una costumbre que quieras dejar de honrar un día cualquiera porque una minucia como “estar desconectado y en el medio de un desierto”), no son pocas las ocasiones en las que me coincide una entrega de artículo o documento para alguna publicación o para algún cliente, o que me encuentro inmerso en una sesión online de esas que exigen una conexión cada pocas horas…
Hace años, había una costumbre de reflejar lo que llevabas en tu equipaje relacionado con la tecnología mediante una fotografía titulada “whatsinyourbag” en la que se etiquetaban los objetos: yo lo hice en el año 2005 y en el 2010. La parafernalia electrónica que me acompaña en mis viajes ha ido variando sensiblemente a lo largo de los años, pero es, o me lo parece, sumamente estándar y “poco sorprendente”. Sigo llevando mi portátil siempre conmigo, algo que refleja el hecho de que mi condición de productor de información supera a mi componente de consumidor de la misma. En un viaje puedo permitirme dejar de leer mi Feedly y fiarme más del criterio de selección de noticias de mis redes sociales, pero dejar de escribir es algo que, como ya he comentado, está fuera de toda cuestión. Al ordenador, dada mi ocupación habitual como conferenciante, lo acompañan siempre en su maletín una serie de componentes básicos:
  • Cargador con cable largo (nunca sabes dónde va a estar el enchufe más cercano)
  • Adaptador de VGA (no salgas de casa sin él)
  • Puntero Targus para presentaciones (sí, te puedan prestar uno, pero no es el tuyo, y en un escenario quieres estar có-mo-do)
  • Pilas de recambio (no hay cosa más molesta que un mando con poca pila)
  • Memoria USB (a veces hay que cambiar de dispositivo… o bajar a recepción para imprimir una tarjeta de embarque)
Para viajes, además, incluyo en mi equipaje otra serie de cosas. A modo de lista de puntos recordatoria,
  • Adaptadores de enchufe. Varios. Si no sabes cual corresponde, ve a esta página, aunque yo suelo llevar uno universal… Puedes llevar uno solo si lo combinas con un enchufe múltiple (parece una tontería, pero nunca se sabe cuántos enchufes tendrá la habitación de tu hotel y si estarán en lugares convenientes o no)
  • Cable de red (si un hotel no ofrece WiFi, directamente no voy a él… pero adoro los hoteles, desgraciadamente cada vez menos, que en lugar o además de WiFi, ofrecen una sólida y fiable conexión por cable), con su correspondiente adaptador para mi Mac. Que Apple pasase de incluir un enchufe Ethernet estándar en sus portátiles a obligar al uso de ese molesto adaptador es algo que jamás le perdonaré.
  • Red privada virtual (VPN). Según a donde vayas, una red privada virtual que te permita usar un canal cifrado y simular una conexión desde otras ciudades del mundo te puede venir muy bien, además de incrementar tu seguridad y tu privacidad según desde dónde te conectes. Empecé a hacerlo cuando empecé a viajar frecuentemente a China, pero desgraciadamente, cada vez es más necesaria o recomendable en más países. Mejor de pago que gratuita: mantener una VPN con nodos y conexiones de calidad en muchos países cuesta dinero. Si quieres una comparativa actualizada sobre qué servicio de VPN contratar, te recomiendo esta.
  • Smartphone libre. LI-BRE. Si viajas, JAMÁS compres un smartphone bloqueado por un operador. Lleva un terminal libre, pregunta qué operador local es más recomendable (es ideal preguntar a algún residente, antes de salir de tu país de origen, qué operador tiene mejores tarifas de datos… hay países con peculiaridades notables en ese sentido), y en cuanto veas una de sus tiendas, adquiere una SIM de prepago. Puede que la cosa cambie en Europa gracias a la gran Neelie Kroes, pero por el momento, aún sigo prefiriendo la SIM local al roaming. No desvíes tus llamadas al nuevo número: simplemente cambia la tarjeta, avisa a todos aquellos que te puedan querer llamar de que estás de viaje, y pídeles que te contacten exclusivamente por correo electrónico. Envía el número local únicamente a la familia cercana, por eso de las posibles emergencias. En pleno 2014, si alguien que te iba a llamar por teléfono no te puede enviar un correo electrónico cuando no te encuentra, no vale la pena.
  • Kindle. No es imprescindible, pero si el viaje es largo, valorarás un lector de ebooks dedicado. No solo lo uso para libros, también para informes y documentos que tengas que leer. No ocupa ni pesa casi nada, y me evita tener que tirar de portátil en muchas ocasiones en las que me da pereza hacerlo.
  • En algunos casos, sobre todo si viajas con más gente, una MiFi puede ser una gran ayuda. La más estándar, más conocida y la que uso yo es de Huawei. Para viajes a Japón es ideal: la encargas para que te esté esperando en la recepción del hotel, la devuelves en el mismo sitio, y va de maravilla. Si viajas con niños o adolescentes, la MiFi te convertirá en el flautista de Hamelin: no se separarán de ti en ningún momento para no perder la cobertura.
  • Smartwatch. Prescindible, sí, pero a mí me encanta mirar la hora y haber puesto una watchface que me permita ver en un solo vistazo la hora en mi país de origen y la del sitio en el que estoy. A efectos de control del jetlag, fantástico.
  • Cargadores USB. Varios y preferentemente de alta intensidad, de un amperio (míralo en esa letra minúscula en el cargador, esa que pone a prueba tu agudeza visual). Sí, la mayoría son micro-USB universales hoy, lo sé… pero no quieres tener que hacer turnos y poner el despertador a altas horas de la noche para asegurarte de salir del hotel con tu smartphone, tu MiFi y tu smartwatch completamente cargados.
  • Auriculares. no los uso habitualmente, pero en determinadas ocasiones durante un viaje, pueden venir muy bien.
  • Cámara: tema aparte. Para viajes sencillos a sitios que conozco, la del móvil. Para ciudades nuevas, especialmente fotogénicas o si me apetece y voy a tener tiempo, una compacta Canon PowerShot S100 que va perfectamente en cualquier bolsillo, es sólida como ella sola, y me permite usar opción completamente manual cómodamente. La llevo con una tarjeta microSD metida en un adaptador, así si quiero puedo extraerla y pasarla al smartphone. Si la cosa es más seria, voy con familia o la ocasión lo vale, me llevo una réflex, pero esa va en su propio maletín.
  • Apps: las que toman especial protagonismo cuando viajo son
    • Google Maps: obvia, pero nunca suficientemente apreciada… sobre todo, para cosas como desplazarse en metro
    • XE Currency
    • TripAdvisor
    • Traductor de Google
Casi todo ello, salvo el enchufe múltiple, los cargadores y algún adaptador universal más voluminoso, me cabe en mi maletín, un clásico Tucano Workout II. Que a su vez, para viajes de uno o dos días con un par de camisas y mudas, cabe bien dentro de un un carry-on.  E.Dans

 

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