Es posible
que nunca avances, proyecto, campaña de marketing, lanzamiento de producto o
carrera profesional. Cuando esto suceda, pregúntate si siempre te estás
haciendo las mismas preguntas, pregúntate, si realmente defines los procesos
que te llevan a completar las tareas marcadas, pregúntate si estás haciendo
algo nuevo, algo que a lo mejor podría no funcionar. Cuando llegues aquí
pregúntate si hay una manera directa de hacer el trabajo, porque, quizás, lo
que sucede es que no estás trazando ninguna línea recta que lleve a tu proyecto
o idea a su realización.
Tu eres la
persona que debe marcar parámetros y habilitar caminos: objetivos, idea,
recursos, fechas de ejecución-deadline, presupuesto, que quieres exactamente de
mi/nosotros y lo más importante, cómo hacerlo, no qué hacer, esto último está
tremendamente sobrevalorado. Como dice Enrico, no me des una caña, enséñame a
pescar.
Espiral con final por favor
Repites emails,
hablas sobre lo hablado, vuelves a las mismas preguntas, asignas tareas sin
juicio alguno, repartes esas tareas a todo el mundo, envías el mismo comando a
todos a ver si suena la flauta y nunca sabes en que posición está el proyecto y
lo más preocupante, siempre tienes esa sensación que no hay progreso alguno,
conclusión, no se avanza nada. Tu tienes que marcar el compás, puede ser que no
seas el director del proyecto, pero siempre puedes ser el
responsable del “go”. Claramente no basta con decir quiero que
te encargues de esto, de lo otro, disponibilidad, etc… porque después las cosas
no salen como querías – mejor, nunca saldrá como querrías – y entonces lo que
sucede es que empiezas a cambiarlo todo una y otra vez y pierdes el tiempo,
recursos, profesionalidad e ilusión. Finalmente, lo único que queda, es la
sensación de que te diriges implacablemente en dirección opuesta y a puro salto
de mata.
Decide,
define tu trabajo y lánzate al vacío, por lo menos sabrás que te has lanzado y
otros te podrán seguir más fácilmente, quizás.