Independientemente de las circunstancias en las que te encuentres, siempre tienes la posibilidad de elegir entre asumir tu responsabilidad o dejar tu empleo.
A menudo me toca entrevistar a ejecutivos y empleados de las organizaciones con las que colaboro, y es común escuchar toda una serie de quejas sobre la empresa. Que si los jefes, que si los colaboradores, o el mismo entorno en el que participan… “todo está mal, pero si cambiara, entonces las cosas funcionarían”. Aunque muchas de estas observaciones son válidas, lo que falta en estas entrevistas es la responsabilidad personal, es decir, lo que cada uno tiene que ver con el asunto.
Esta manera de asignar culpas es muy común en mi experiencia como consultor en transformación organizacional. Todos los seres humanos tendemos a hacer esto. Al pensar en un problema uno puede voltear hacia el otro o las circunstancias y culparlos, debido a que siempre hay algo que está mal o falta o podría mejorar en ellos. Esto es tener una mentalidad de víctima, donde prevalece señalar, defenderse, proteger tu territorio y conspirar contra otros.
Hacer esto tiene sus ventajas, ya que de esa manera uno se justifica, evita la culpa y evade la responsabilidad, pero también tiene desventajas inmensas. En esencia, si la razón de un problema reside en otro, también reside en otro la solución, por lo que esta manera de ser nos rinde incapaces de cambiar nuestras circunstancias y por ende nuestros resultados y nuestra vida.
Para poder tener la posibilidad de cambiar las cosas, es necesario asumir responsabilidad por el asunto y hacer algo al respecto, independientemente de quién tiene la culpa, lo cual realmente no importa. ¿A quién le importa quién tiene la culpa cuando el impacto del resultado lo recibo yo? Actuar de esta manera no es fácil y requiere honestidad, integridad y valentía.
A continuación te decimos cómo hacerlo:
Considera que siempre tienes una elección aunque en el momento no la veas
No importa qué tan grande parezca el problema que enfrentas, siempre tienes una elección al respecto. En el caso de tu trabajo, si no te gusta, haz algo para cambiar la situación o acéptala tal cual es. Ahora, si no estás dispuesto a cambiar o aceptar, entonces renuncia. Esto es mucho más honesto, íntegro y responsable que seguirte quejando.Asume que tú tienes responsabilidad (no culpa) en cualquier asunto de tu vida
Considera que en cualquier área de tu vida en la que no estás logrando lo que quieres, hay algo que estás haciendo, o no, que está impactando los resultados, ya que la única constante en cada situación que vives eres tú. Asumir que tú tienes algo que ver con el asunto es el primer paso necesario para poder hacer algo al respecto.Pregúntate qué estás haciendo, o no haciendo, que está teniendo un impacto negativo
Hacerte este tipo de preguntas es sumamente útil para vislumbrar la situación desde otro ángulo y explorar alternativas para resolverla.Comprométete a alguna, varias o todas las alternativas planteadas
Una vez que determines qué alternativas existen, es necesario que elijas aquellas a las que estás dispuesto y es factible comprometerte. Esto involucra un análisis de compromiso y viabilidad, es decir: ¿a qué estás dispuesto y qué es posible hacer?Toma las acciones requeridas para cambiar la situación
Aunque es muy fácil culpar a otros por los problemas que tenemos, es esencialmente inútil hacerlo, ya que tenemos poco o nulo poder en hacer que otras personas cambien. Por otro lado, sí es posible cambiar una situación si estamos personalmente dispuestos a hacer algo al respecto y tomamos acción para lograrlo.Como adultos pensantes que somos, siempre tenemos un decir en el asunto de nuestra vida. Independientemente de las circunstancias en las que te encuentres, siempre tienes una elección, aunque ésta sea únicamente elegir tu actitud.
Una de mis citas favoritas, originalmente de Ann Brashares y posteriormente popularizada por el Capitán Jack Sparrow de Los Piratas del Caribe dice: “el problema no es el problema, el problema es tu actitud acerca del problema”.