Este año he pasado por más de 26
aeropuertos de diferentes países, en diferentes partes del mundo, con
diferentes políticas de seguridad, impactos multi-culturales y maneras de hacer
las cosas. He tomado alrededor de 75 vuelos y pasado muchas horas viviendo
entre aeropuertos.
Ahora mismo,
mientras escribo este post a las 02:10am, me encuentro en el aeropuerto de
Ibiza camino a Manchester para participar en Ironman Bolton, mi vuelo se ha cancelado dos
veces y en lugar de partir a las 2:40am, será a las 3:41am. Sigo en el
aeropuerto, cuantos momentos e instantes vienen a mi cabeza.
Aquí algunas
de mis conclusiones:
Sucede
Esto es lo
que sucede en un aeropuerto
- Esperas en la cola durante al menos veinte minutos.
- Hay una avalancha de gente empujando, nerviosa, con prisas y estresada.
- El staff es rudo, no conecta, tampoco se ve muy feliz y no tienen problema en compartirlo contigo.
- Un irrazonable trabajo que lleva a fatiga y errores.
- Ansiedad es el pasajero que más frecuenta el lugar.
- Lo pasajero pierden sus vuelos y/o vuelos son cancelados o atrasados.
No sucede
Esto es lo
que no sucede:
- La seguridad no es ni mejor ni más buena.
- La paz y el comfort están lejos de suceder.
- Obtener una gran experiencia de servicio.
- Tener un viaje relajado, distendido y enriquecedor.
La relatividad es relativa
Puedes venir
al aeropuerto pasar un rato de ansiedad, estrés, nerviosismo y frustración o
puedes venir a hacer reuniones con clientes, definir deadlines, cumplirlos,
asignar tareas, empezar proyectos, desarrollar ideas, acabar presentaciones,
escribir posts, tomarte un respiro, amar, disfrutar o dejarte llevar. Desde la
inexperiencia de una persona que de momento lleva 27 “últimas llamadas”
seguidas.
En lugar de
olvidarte de la ansiedad malgastada después del hecho, quizás deberías tener un
registro de cada vez que pagas la tasa innecesaria del miedo al miedo.
Piensa
cuanto podrías hacer si no tuvieras que amplificar el miedo por las cosas que
durante el día pasan por tu vida.
Isra Garcia