La promoción de la salud en el trabajo genera un retorno de la inversión de entre 2,5 y 4,8 euros en absentismo y de entre 2,3 y 5,9 euros en costes de enfermedad.
El estrés laboral afecta en España a más del 40% de los trabajadores asalariados y a cerca del 50% de los empresarios,
según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, esta
enfermedad provocó el 7% de las bajas laborales en 2008, altas tasas de
rotación y el 50% del absentismo no justificado en la empresa, algo que,
a su vez, hace mella en la productividad empresarial. Estas cifras se acentúan en la víspera de las vacaciones, terreno en el que nos movemos en estas fechas la mayoría de nosotros; de hecho, la cifra de españoles que lo sufren ahora se dispara al 65%, por la acumulación de trabajo los días previos, entre otros factores.
Varios factores de riesgo pueden influir en el ambiente de trabajo, según recoge el modelo de Empresa Saludable pionero en el mundo publicado por AENOR.
Dicho modelo, basado en los criterios de la Organización Mundial de la
Salud (OMS), establece ciertos requisitos para implantar un sistema de
gestión de empresas saludable. Está dirigido a cualquier organización,
independientemente de su tamaño o sector, y pretende mejorar la salud y
bienestar de los empleados, reducir la siniestralidad laboral y las
enfermedades, especialmente las crónicas, y aumentar la motivación de
los empleados, disminuyendo el absentismo.
La lucha contra el estrés
Según el modelo, cada organización debe identificar sus factores de riesgo y controlarlos. Por ejemplo, si el trabajador desarrolla su actividad en una oficina, podría tener enfermedades de tipo cardiovascular motivadas por una mala alimentación. Como solución, la empresa debería facilitarle, a través de los profesionales del servicio médico,
una dieta saludable y consejos sobre alimentación sana. De igual
manera, cuando hay trabajadores que realizan trabajos sedentarios, la empresa debería proporcionarles programas deportivos para evitar la obesidad. Una alimentación favorable mejora el rendimiento.
Si la organización evidencia situaciones de estrés en sus empleados, debe adoptar medidas de flexibilidad en el ritmo de trabajo, adecuando la carga laboral, definiendo claramente funciones y responsabilidades y permitir descansos, entre otras medidas.
Este modelo es certificable. Para obtener la certificación, las empresas deben cumplir con los requisitos
e identificar los factores de riesgo que se agrupan en cuatro grandes
campos: ambiente físico, ambiente psicosocial, recursos de salud y
participación de la empresa en la comunidad. Algunos ejemplos típicos
son desde promover una alimentación sana hasta fomentar el deporte en el
trabajo o hábitos de vida saludable, incluso fuera del horario laboral.