El progresivo incremento en el tamaño de pantalla de
los smartphone está determinando un interesante fenómeno: una modificación en las pautas de consumo de contenidos.
Un estudio de Pocket, “The screen-size debate: how the iPhone 6 Plus impacts where we
read & watch“, viene a demostrar, dentro de la limitada
representatividad de los dispositivos de la marca de la manzana, que los
usuarios que adoptan un smartphone más grande pasan, de una manera
general, a consumir más contenidos en sus terminales, una relación directa que
vendría a decir que a mayor tamaño de pantalla, más consumo de contenidos. Sin
embargo, existe también un fenómeno de sustitución que lleva a que el principal
dispositivo damnificado por el cambio a un smartphone más grande sea el
tablet, que a partir de la adopción es relegado a un uso mucho más
secundario.
Un tamaño de pantalla más grande determina también cambios en las pautas
horarias de consumo, que llevan, por ejemplo, a que se consuma menos en franjas
horarias como la del desplazamiento al trabajo por la incomodidad que supone,
por ejemplo, sujetar un terminal más grande. Los tablets de gama media,
en cambio, pasan a convertirse en dispositivos relegados al uso en el hogar, lo
que lleva también a alteraciones en los patrones comparativos entre días de
semana y fines de semana.
Obviamente, Apple no fue el primero en poner en el mercado
smartphones con pantallas por encima de las cinco pulgadas. El cambio
en el criterio de la marca, derivado según ellos de una evolución en los patrones y
preferencias globales de consumo, fue saludado por marcas como
Samsung con extraordinario escepticismo y hasta con sarcasmo, pero la
realidad es que los phablets representaban un porcentaje muy pequeño del
mercado antes del iPhone 6 Plus, y ha sido Apple quien les ha dado el empujón definitivo que necesitaban. Básicamente, llevar un
teléfono de más de cinco pulgadas era visto como una especie de extravagancia
antes de que Apple pusiese en el mercado su iPhone 6 Plus, y parece haberse
convertido en algo cool inmediatamente después.
Visto así, la tendencia hacia terminales cada vez más grandes parece clara y
sin vuelta atrás, lo que representa toda una paradoja que refleja el cambio de
concepto que ha sufrido este dispositivo. En los ’90, el teléfono móvil era lo
único que un hombre presumía de tener más pequeño. Ahora, llevado por un patrón
de uso completamente diferente en el que la voz se reduce muchísimo frente a la
importancia de los datos, el uso de navegador o apps, y el consumo de
contenidos, la preferencia general parece decantarse claramente hacia pantallas
más grandes. Un cambio que tendrá que reflejarse, lógicamente, en el diseño de
esa oferta de contenidos: mientras estamos aún pasando de simples adaptaciones a
la pantalla del móvil de unos contenidos originalmente diseñados con la pantalla
del ordenador en la mente, a diseñadores que empiezan a pensar ya en modo
mobile-first o incluso mobile-only, vamos a ver como esas
pantallas van incrementando su tamaño, dando lugar a cambios y a nuevas
posibilidades. Diseñar para el móvil ya no se reduce simplemente a cambiar el
ancho de las columnas o el tamaño de la letra: requiere “pensar para el
smartphone“, teniendo en cuenta las preferencias de interacción y de
consumo que esa plataforma conlleva. Como el estudio de Pocket demuestra,
pantallas más grandes determinan nuevas preferencias, y serán aquellos que de
verdad las tengan en cuenta los que consigan consolidar y fidelizar a sus
usuarios. Es el momento de replantear nuestra oferta, de repensar nuestra
interfaz y, sobre todo… de echarle imaginación.
E.Dans
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