Vivimos
tiempos exponenciales. La tecnología progresa a una velocidad que la
humanidad no ha visto jamás, y redefine con su avance el panorama
competitivo, dando lugar a nuevas oportunidades de creación de riqueza
para los competidores que son capaces de explotarlas. Una riqueza que
repercute fundamentalmente en aquellos países que son capaces de ofrecer
un entorno favorable a ese desarrollo tecnológico, que pueden generar
una combinación adecuada de disponibilidad de recursos de todo tipo
combinados con un marco legislativo ágil y propicio, que no se convierta
en un impedimento o en un dolor de cabeza constante.
El 1 de diciembre de 2013, Jeff Bezos presentó en 60 Minutes sus planes para la logística de determinados pedidos utilizando drones, un servicio que recibió el nombre de Amazon Prime Air. Un servicio sin duda futurista y puntero presentado por una empresa norteamericana, pero cuyo vídeo de presentación tuvo que ser rodado fuera de los Estados Unidos para evitar problemas con la Federal Aviation Administration (FAA). Tras la presentación, Amazon solicitó a la FAA los permisos pertinentes para comenzar las pruebas con uno de sus drones, demandó una urgente relajación de la normativa correspondiente a este tipo de aparatos, y finalmente, en diciembre de 2014, amenazó con llevarse las pruebas a otro país si esto no tenía lugar. De hecho, comenzó a contratar pilotos para sus drones en Cambridge,
en el Reino Unido, donde las normas son más laxas y únicamente exigen a
estos aparatos que se mantengan alejados de aeropuertos y de lugares
con elevada afluencia de público.
Posiblemente como fruto de esta presión, la FAA comunicó a Amazon el pasado 19 de marzo la aprobación de sus pruebas con un modelo particular de aparato. ¿El problema? Los tiempos. El organismo regulador norteamericano se tomó tanto tiempo para tomar una decisión, que el modelo concreto de dron aprobado para las pruebas ya era considerado completamente obsoleto en el momento de la comunicación, lo que provocó duras críticas por parte de la compañía.
Obviamente,
los plazos con los que la administración trabaja no tienen ningún
sentido en el entorno tecnológico en el que vivimos. Tardar meses, o
incluso años, en aprobar un simple permiso para operar un modelo de dron
en un servicio en pruebas, en un panorama en el que cada pocas semanas
se anuncian nuevos avances en esa tecnología, es algo que carece de todo
sentido. Pensemos que la decisión no se refiere a un cambio legislativo
global que permita la operación de drones de manera general, sino a un
simple permiso particular, referido a una compañía y a un servicio en
pruebas… ¿cuál es entonces la expectativa para un cambio legislativo
completo? ¿Varios años?
¿Qué
tipo de argumentos pueden emplearse para defender tan exasperante
lentitud en los procesos administrativos? En realidad, esa lentitud
proviene no de los tiempos necesarios para llevar a cabo pruebas o para
realizar ensayos, sino simplemente de los ritmos habituales en el
procesamiento de información en los organismos públicos. La lentitud
administrativa, que en una empresa privada puede tener como consecuencia
el verse superada por competidores más ágiles y rápidos, carece de
consecuencias inmediatas en la administración pública.
El panorama, sin embargo, parece estar cambiando. El hecho de que Europa, bajo la presidencia de Letonia, haya tomado recientes decisiones de cara a obtener una regulación más propicia al desarrollo de los drones podría
determinar que las inversiones para el desarrollo de toda la industria
relacionada con ello se desplazasen fuera de los Estados Unidos, con
todo lo que ello conlleva en términos de creación de empleo cualificado y
generación de riqueza en general. Un entorno cada vez más competitivo a
nivel de países, que luchan por conciliar la lógica necesidad de
ofrecer seguridad y garantías con la demanda de la industria de poder
hacer pruebas y desarrollos en un entorno adecuado. La velocidad del
desarrollo tecnológico contra la lentitud de la Administración. El país
que, dentro de un contexto razonable en términos de desarrollo, tenga
una Administración más ágil y más concienciada con la importancia del
desarrollo tecnológico, puede tener mucho que ganar.
Habrá que ver cómo se lo explicamos a algunos gobernantes… E.Dans