Usualmente, actuamos por algo que nos mueve, esto puede ser dinero, amor, popularidad, solidaridad o cualquier otro fin que se te ocurra. Hay diferentes maneras de hacerlo, desde la más elegante y sutil, a la más sucia y lamentable.
Llega un cierto punto donde para conseguir lo que pretendes, necesitas a otra persona, quizás tienes relación con ella o quizás ni siquiera habías hablado con ésta hasta el día de hoy. Bueno, todos hemos estado ahí, lo que cambia es cómo dominas ese impulso de ansia por llegar donde pretendes. De lo contrario, considérate muerto, no importa que es lo que hagas, si dejas que el ansia se apodere de tus intenciones, adiós.
Perderás antes de empezar
El ansia:- Te hace perder la razón.
- Cambia las formas correctas por unas indeseables.
- Elimina toda la elegancia que desprendes.
- Te identifica y te marca como alguien que mejor no tener cerca.
- Transforma por completo tu imagen (personal y profesional)
- Proyecta en ti desesperación y en ocasiones frustración.
- Crea ansiedad, obviamente.
- Convierte tu trabajo en algo mediocre.
- Descubre todas tus cartas de una y te hace fácilmente categorizable (peyorativamente hablando).
Recuerda que por muy inteligente, pillo y audaz que seas, el ansia es como un pitbull rabioso contenido por una cadena, que el día menos pensado, cuando te despistes, se soltará y morderá ferozmente a alguien.
Isra Garcia