Es sin duda una de las grandes discusiones del momento: la aparición de más y más de los llamados unicornios, compañías cuya valoración supera el billón americano,
los mil millones de dólares – o incluso los llamados “decacornios”, que
superan los diez mil millones – y hasta qué punto suponen este tipo de
valoraciones la llegada de una nueva burbuja especulativa o no.
La revista Fortune mantiene actualizado un listado de unicornios que, a día de hoy contiene unas ochenta compañías (“decacornios”,
lógicamente, hay menos, y son los sospechosos habituales que suenan a
todos, los Airbnb, Dropbox, Pinterest, Snapchat o Uber, todos ellos con
estratosféricas valoraciones de varias decenas de miles de millones)
pero que contiene muchas compañías que posiblemente no nos suenen a
pesar de su valoración, y que crece con una buena velocidad. Y es
precisamente esa evolución rápida, esa profusión de rondas de
financiación con importes cada vez más elevados, la que ha llevado a dos
directivos de Manhattan Venture Partners, Max Wolff y Santosh Rao, a afirmar en un polémico articulo en Venture Beat, titulado “Bubble warning: High valuations and late-stage rounds tell of coming trouble“,
que estamos viviendo los síntomas inequívocos de la llegada de una
nueva burbuja financiera: básicamente, que hemos entrado de manera
forzada en un estadio de valoraciones calculadas mediante unas matemáticas perversas,
una espiral alcista de la que los fondos de capital riesgo no pueden
salir si no quieren quedarse fuera. Para los gestores de fondos de este
tipo, lo fundamental es obtener una rotación de su capital adecuada,
asociada preferentemente a un porcentaje lo más elevado posible de
inversiones fructíferas, de manera que la inactividad, el quedarse fuera
de todas las empresas que buscan fondos, es un parámetro difícil de
manejar.
Pero como en todo debate, es importante balancear las visiones contrarias, que las hay. En un artículo con título muy gráfico, “Bubble, my ass: some unicorns might be overvalued, but all dinosaurs gonna die“,Dave McClure contrapone
los unicornios con las empresas que califica como dinosaurios, y dibuja
un panorama prácticamente apocalíptico en el que la mayoría de las
grandes empresas cotizadas del S&P 500 sufrirán el impacto de la
disrupción tecnológica a manos de unicornios financiados por fondos de
capital riesgo, a menos que sean capaces o bien de innovar más
rápidamente, o bien de adquirir a sus competidores en internet (lo que
generaría una competencia por la adquisición que tendería a apreciar el
valor de estos unicornios todavía más, si cabe).
La
fotografía de McClure es especialmente cruel con esas grandes
compañías, a las que acusa de no innovar, de tener graves problemas a la
hora de captar y retener talento, y de no ser capaces de asimilar la
importancia del marketing en internet. Así, sin entender la importancia
del software ni la del nuevo marketing, esas compañías están en realidad
convirtiéndose en vulnerables ante esos unicornios que, en cualquier
momento, pueden llegar y, literalmente, robarles la merienda “a
velocidad internet”, en menos de una década, mientras esas compañías – y
el propio mercado – aún asumen que a esas compañías les quedan una
media de quince o veinte años de tranquilidad (el PER medio del S&P
500).
Y
ante ese posible escenario de disrupción a cinco o diez años vista, lo
que el mercado está precisamente haciendo es desviar una parte muy
significativa de su inversión hacia esas compañías unicornio o
“decacornio” que generan valor con reglas muy distintas a las de sus
contrapartidas clásicas, como bien dice Tom Goodwin, VP de Estrategia e
Innovación de Havas Media, en su reciente artículo en TechCrunch
titulado “The battle is for the customer interface“:
Uber, the world’s largest taxi company, owns no vehicles. Facebook, the world’s most popular media owner, creates no content. Alibaba, the most valuable retailer, has no inventory. And Airbnb, the world’s largest accommodation provider, owns no real estate. Something interesting is happening.Los escenarios, por tanto, parecen claros y bien definidos: o burbuja a punto de estallar, o inminente glaciación que se llevará por delante a todos los dinosaurios y los sustituirá por nuevos competidores. O los cuernos de los unicornios pinchan la burbuja, o los usan para empalar a las empresas “de toda la vida”. En cualquier de los dos casos, dan para que muchas personas pierdan el sueño… y algo más! E.Dans
(Uber, la mayor compañía de taxis del mundo, no posee vehículos. Facebook, el propietario de los contenidos más populares del mundo, no crea ningún contenido. Alibaba, el minorista con una valoración más alta, no tiene inventario. Y Airbnb, el mayor proveedor de alojamiento, no tiene propiedades. Algo interesante está sucediendo).