miércoles, 15 de abril de 2015

Twitter y sus prácticas de innovación

Twitter logoTwitter prepara el desarrollo de una nueva línea de negocio basada en la explotación de los datos de sus usuarios, y yo no puedo evitar ver el reflejo de unas prácticas de innovación que la compañía ha convertido ya en patrón repetitivo: permitir el desarrollo de un ecosistema de compañías que explotan características de su funcionamiento, ver cuál es el competidor más destacado, adquirirlo, y expulsar a los demás.
Un patrón que se ha repetido con la práctica totalidad de las funciones que Twitter ha ido incorporando a partir de ideas de la comunidad de usuarios o de empresas que ha sido capaz de generar en cada momento: para el desarrollo de la app para cada plataforma, por ejemplo, Twitter permitió que se desarrollasen varias en competencia, para finalmente adquirir una de ellas y convertirla en cliente oficial. Con la geolocalización, con la inclusión de fotografías, con los acortadores de enlaces, con la inserción de vídeo… con muchísimas de las funciones que hoy vemos en Twitter, la compañía ha actuado siguiendo esa misma estrategia.
En el caso actual, el patrón se repite: durante años, la compañía ha permitido que surgiesen múltiples empresas dedicadas a la analítica de sus datos. Finalmente, en agosto del año pasado, adquirió Gnip, uno de los competidores en ese entorno, por 134 millones de dólares. Tras la operación, la compañía ha ido simplemente dejando que terminasen los acuerdos con sus anteriores socios sin renovarlos: el último de esos socios, DataSift, verá desaparecer su acceso a los datos de Twitter el próximo 13 de agosto. Y finalmente ha anunciado que Gnip se encargará en exclusiva de la explotación de esos datos, en lo que constituye una prueba de la patente realidad del big data como fuente de negocio.
Hasta aquí, todo normal. O en el caso de Twitter, business as usual. Lo que me plantea este episodio, sin embargo, es la sostenibilidad de esas prácticas a medio y largo plazo: la innovación en Twitter depende en gran medida de las progresivas demandas de sus usuarios y de la forma en que la comunidad empresarial se busca la forma de satisfacerlas mediante productos que son construidos en torno al ecosistema generado por la compañía. Sobre esa plataforma, la compañía lleva a cabo una labor de cherry-picking: escoge la mejor opción y la adquiere. Algunas de esas adquisiciones han resultado completamente cruciales en el futuro de la compañía. Desde el punto de vista de innovación, una práctica impecable que explota su capacidad de generar una plataforma, un ecosistema que llama la atención de terceros. Para quienes toman la decisión de desarrollar actividades sobre esa plataforma, la constatación evidente de lo que supone un deporte de riesgo: tras crear y consolidar tu actividad, o bien eres el elegido y pasas a formar parte de Twitter, que parece ser especialmente buena a la hora de plantear adquisiciones sin descapitalizar las compañía y reteniendo a la mayoría de sus trabajadores, o tienes únicamente un tiempo hasta que Twitter decida echarte y explotar ese negocio ella misma.
Emprendedores como Loïc LeMeur, que pasó varios años tratando de desarrollar productos en torno a Twitter con Seesmic y pivotando sin parar para adaptarse a esa cambiante plataforma, nada nuevo. Pero no creo que le hayan quedado muchas ganas de volver a intentarlo de la misma forma. Como fórmula de innovación, sin duda la estrategia ha dado sus frutos. ¿Pero podría Twitter, en un futuro, encontrarse con que ha alienado a la base de desarrolladores y emprendedores hasta el punto de que, ante esas perspectivas de futuro, dejasen de surgir compañías dispuestas a jugársela trabajando sobre su ecosistema?   E.Dans
 

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