lunes, 11 de mayo de 2015

Aplicaciones y viralidad: un ejemplo práctico

How-old.netSi a estas alturas aún no has probado a meter una fotografía tuya en How-Old.net, la aplicación de Microsoft que evalúa tu edad mediante tecnologías como el reconocimiento facial y la determinación de género, debes de ser de los pocos que quedan por hacerlo: la página, lanzada el pasado 29 de abril, ha experimentado una difusión viral impresionante fundamentalmente a lo largo de la semana pasada, hasta alcanzar picos de más de setecientos usuarios concurrentes.
No seas suspicaz: pese a las sospechas iniciales, la compañía ha confirmado que la página no almacena ni comparte imágenes ni información personal de ningún tipo. La aplicación es fundamentalmente una prueba de concepto que trata de ilustrar cómo dos desarrolladores pueden crear algo así en menos de un día utilizando Azure. No es especialmente sorprendente desde el punto de vista técnico: aplicaciones similares tuvieron su momento de gloria hace tres años o incluso antes, y ni siquiera es demasiado precisa (a mí me quita cuatro años, a pesar de las abundantes canas :-) pero nos ofrece la posibilidad de obtener una mirada muy interesante desde dentro gracias a la información publicada hasta el momento:
  • Los creadores de la aplicación, Corom Thompson y Santosh Balasubramanian, ingenieros de information management y machine learning, comparten su experiencia en su blog. Esperaban tener unos cincuenta usuarios, y en el momento de escribir su entrada llevaban más de treinta y cinco mil.
  • Eason Wang, Senior Program Manager de Bing, publica en Quora y Forbes un artículo muy interesante sobre el funcionamiento de la aplicación gracias al motor de interpretación de imágenes y reconocimiento de voz utilizado en las búsquedas de Bing y ahora con una API abierta a desarrolladores, y referencia otro artículo sobre los progresos de esta tecnología.
  • Además, publica un artículo en Medium sobre las diez razones que, a su juicio, determinaron el comportamiento viral de la difusión de la aplicación: muy fácil de usar, apela al narcisismo de los usuarios, genera sentimientos divertidos o de asombro, da lugar a una imagen para compartir o una historia que contar, tiene un buen hashtag y dirección web, es simple y hace una sola cosa, no tiene barreras de lenguaje e inició su popularización mediante el envío de un grupo de fans entusiastas (empleados de la propia Microsoft). Sin duda razones muy interesantes que añado a las cosas que cuento a mis alumnos cuando analizamos este tipo de fenómenos: la viralidad sigue sin ser un concepto que exista y se pueda definir como tal y sigue siendo más algo que simplemente ocurre bajo determinadas circunstancias, pero entender esas circunstancias es algo que definitivamente ayuda a la hora de tratar de buscarla.
  • Y finalmente, Andrej Karpathy, estudiante doctoral de machine learning en Stanford, escribe otra interesantísima entrada en su blog explicando lo lejos que estamos aún de que las aplicaciones de visión computerizada se conviertan en realmente inteligentes.
Toda una oportunidad para entender lo que hay detrás del desarrollo de estas tecnologías, y para familiarizarnos con el análisis de los procesos de difusión viral. Si habías visto pasar el meme en cuestión y no te habías detenido a analizarlo, seguro que tu perspectiva se amplía después de leer estos artículos. E.Dans
 

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