jueves, 7 de mayo de 2015

Postcomunicación

postcomunicación
Después de conocer a Nacho Ibernón y su desbocada pasión, vasta experiencia y exultante insania sobre la comunicación y poder seguir más de cerca cómo este tipo ve, interpreta y reproduce el mundo, sentí estrictamente necesario que escribiera para este blog. Hoy te dejo en manos de Nacho, una de las personas que actualmente me impactan.
NO escribas un post sobre el mundo de la comunicación, imagina MEJOR un mundo postcomunicación.
No yo probablemente, que soy ya tan mayor que cuento treinta y siete años escritos en letra, pero sí desde luego algunos de los profesionales púberes que vienen persiguiéndonos como hienas salvajes. Puede que ellos sean ya mestizos mañana y no conozcan la comunicación como la ha conocido yo, es decir presa en compartimentos más o menos impermeables, escrita en letras mayúsculas, con más o menos propensión a filtrarse y contagiar y cambiar departamentos y áreas y familias y profesionales de su alrededor. Hoy hay un área de Comunicación de piedra, regia, que se levanta sobre profesionales de la comunicación, periodistas en muchos casos como yo, pero puede que mañana logremos que la comunicación sea aún más, se convierta en un veneno que llevemos todos dentro, que sepamos manejar o esconder a demanda.
Porque todos somos una trama que contar. Qué obviedad. Y “todos” es una marca personal, una compañía transatlántico, una start up, una start down, una nueva novela, una serie documental, un artista flamenco, un ganador de un premio del que nadie se acuerda, una heladería offline, una tienda online de submarinismo, un conferenciante, una secretaria de estado que quiere ser superhéroe o una ong dirigida por superhéroes invisibles de verdad.
Hay que dar primero con el tono, acertar por tanto con el género, y después saber interpretar el tempo. Saber ver el  momento, el timing, los distintos partidos que hay dentro de un partido de fútbol. Mirar dentro, escuchar mucho, pensar, tomarse el tiempo para mascullar cuál es la historia que hemos de contar, con qué asuntos rima, imaginar qué ideas pide, cuánto puede crecer o menguar. Encontremos la historia y acertaremos. Desde luego no yo, que cuento ya casi cuarenta años y sigo y sigo envejeciendo, pero sí todos aquellos jóvenes profesionales que van a ser creativos o wild marketers o autores o emprendedores empresarios emprendimientos o agentes del cambio o deportistas o curiosos o artistas o promotores o abogados o parlamentarios.
Hienas feroces, aterradoras, agresivas, tremendas: encontrad la historia que queréis contar y decidid qué coloratura tiene, cómo queréis bramarla o sugerirla, si con titulares de prensa o con acciones en bolsa, si más bien sonido envolvente o susurro, si es mejor o no letra impresa, o líquido, como Internet. Escuchadme, alimañas. Deteneos un instante y pensad en la historia vuestra, en la que habéis trazado ya y en las nuevas trayectorias que queréis dibujar. Pensad mucho en vuestra historia y en contarla. Hay cuentos que se cuentan primero y después se protagonizan. Bebed veneno comunicación. Entrad velozmente en el mundo de la postcomunicación. Adelantad a los dinosaurios como yo. Engullid comunicación para desarrollaros más porque el gen comunicación es más que vuestra propia carrera, así seréis más rápidos y más listos, y averiguaréis qué trabajo sois en realidad.
Hacerlo sin contarlo no sirve. Contar la historia de otro no vale. Dejar que otro cuente a su modo lo tuyo, no. Pedirle ayuda a otro, no, qué va. Ni buscar patrones fáciles. No.
Mirad esto que pasa hoy, niños velociraptores, y adelantadlo. Sed valientes. No leáis un post, vivid en el mundo post de la semana próxima.
Nacho Ibernón, jefe de comunicación de CANAL+.
Isra Garcia
 

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