Consideración: evidentemente mi teoría no tiene nada que ver con la “Teoría del todo” de Stephen W. Hawking. No es algo tan logrado, elaborado y genial.
Cada día que pasa el mundo se abre más y más, las oportunidades de hacer algo que importe son casi infinitas. Internet envuelve todo con una aroma que parece sugerir “¿lo quieres? ¿Cuanto lo quieres? Entonces ven y hazlo / invéntalo / redefínelo / interrúmpelo”. La innovación abierta hace que cualquier persona con iniciativa, inquietud e insolencia, pueda alterar casi cualquier cosa que antes hubiera parecido inamovible. Las posibilidades de que cualquier pequeño sea mejor que nosotros manejando la tecnología se compran a 100/1. La cantidad de estilos de vida y formas de trabajo que emergen de esta economía disruptiva se escapan a nuestra racionalidad. La mezcla de gustos, rarezas, hábitos y habilidades que resulta de todo esto, está creando multitud de personas con creencias, sesgos, comportamientos y actuaciones que se escapan al control del sistema. Hay un nuevo estándar, aquel que el estándar no entiende, ni puede medir, ni etiquetar. Esto precisamente esta causando una gran perturbación en muchas personas y en eso precisamente, reside la benevolencia de mi teoría del todo.
Todo es cualquier cosa
¿Cual es el punto que trato de hacer aquí? Este; en un mundo donde imposible (o impensable o inaceptable) ya no tiene lugar para la consideración. El único obstáculo que te separa de conectar con este escenario, es tu manera de ver el mundo de otras personas. Si es diferente al tuyo, probablemente será rechazado por tu “worldview” y entonces, descatalogado. Aquí es donde aparece la otra teoría del todo.
La de abrazar y comprender que nada es como lo vemos, que nada es absoluto, de que todo es variable, posible, modificable, aceptable y válido. Nada es una completa estupidez, ridículo o decepcionante. Nada es como nos han enseñado que lo veamos ni todo es como no deberíamos verlo. La teoría de que no somos tan buenos como cuando ganamos, ni tan malos como perdemos. La teoría de que el aprendizaje está vivir en márgenes contrapuestos y que eso no quita ni un ápice de belleza a neutralidad. Que hay blanco, negro y blanco-negro. Que hay algo que está por encima de todo, y es el todo, cualquier cosa.
Lograr comprender y vivir con el todo como cualquier cosa y cualquier cosa como el todo, es sostener el fundamento para sobresalir en un mundo cada día más sesgado por trivialidades, pluralidad y enfermo por la generalización.