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lunes, 7 de abril de 2014
Facilitando las cosas hasta el límite: Amazon Dash
Un nuevo producto/servicio de Amazon, aún en oferta muy limitada, me ha resultado enormemente llamativo: su nombre es Amazon Dash, y es básicamente lo que se ve en la imagen. Una especie de mando de unos dieciséis por tres centímetros, provisto de dos botones y un pequeño scanner de códigos de barras, más un simple agujero para colgarlo en cualquier sitio y que esté al alcance de la mano.
¿Cuál es la idea? La simplicidad máxima: que lo cuelgues en cualquier sitio de la cocina y, cada vez que te hace falta cualquier cosa, eches mano de él, y o bien lo uses para escanear el código de barras del producto que se te acaba de terminar, o bien, si no lo tienes, grabes lo que necesitas para que sea sometido a reconocimiento de voz. Tu petición, en cualquiera de los dos casos, es enviada a Amazon, que a través de su servicio Amazon Fresh te lo pone en casa en menos de veinticuatro horas.
El producto solo está disponible por el momento por invitación y para clientes de Amazon Fresh, que cuesta unos trescientos dólares al año y únicamente opera en áreas limitadas de unas pocas ciudades, pero es una muestra clara de toda una filosofía: hacérselo al cliente lo más fácil posible. La idea que subyace tras una oferta de este tipo es, claramente, que maximizando el nivel de sencillez, facilidad y comodidad para llevar a cabo una tarea, un número significativo de clientes pueden decidirse por esa opción, sobre todo si además el servicio asociado tiende a dejar pocas dudas sobre el resto de sus prestaciones (nunca se ha caracterizado Amazon por ofrecer servicios diferencialmente caros o diferencialmente malos, sino más bien por lo contrario).
El movimiento – y recordemos que por el momento hablamos de un servicio en pruebas del que solo Amazon será capaz de extraer conclusiones – es seguramente lo más agresivo que he visto en mucho tiempo en el mercado de la distribución. Muy pocos competidores contarían con la infraestructura tecnológica, la operativa y la logística para lanzar algo así, que funcionase a la Amazon, y que ofreciese semejante nivel de conveniencia. Resulta muy difícil analizar una oferta así, y para hacerlo, tenemos que hacer aún demasiadas suposiciones, pero para un cliente que decide pagar trescientos euros al año (que incluyen sus costes de envío) y que viva en las áreas en las que este servicio opera, me puedo imaginar a clientes que dejan de pasar casi completamente por su supermercado habitual salvo que necesiten una compra no planificada y de relativa urgencia. Una filosofía, la de simplificar todo hasta el límite, que se ha probado exitosa en muchos otros casos, y que sin duda puede poner a prueba la cintura de muchos competidores. Como dice Wired, no siempre tiene sentido crear un dispositivo dedicado a una función tan específica y concreta… salvo cuando lo tiene. Hacer la compra mediante este dispositivo puede ser tan sumamente fácil, que se vuelva casi peligroso.
No, no estamos hablando del fin del mundo ni de algo que vayamos a ver en todas partes mañana. No echemos campanas al vuelo, ni gritemos “disrupción” a pleno pulmón: infinidad de servicios similares se han quedado en el tintero tras las pruebas iniciales por problemas de todo tipo. Amazon Dash, por el momento, es solo la prueba de una filosofía determinada. Pero dadas las condiciones oportunas, es una filosofía que debería hacer que muchos se echasen a temblar.