William Rodríguez barría las Torres Gemelas cuando ocurrió el 11-S. Pasó a rescatista de decenas y hoy es conferencista y líder social. ¿Cómo lo hizo?
Una crisis cambió su vida y lo obligó a hacer uso de valores, recursos y lecciones aprendidas para salvar vidas, incluida la suya y proyectarse al futuro.
Mientras se oscurecía su entorno, aspiraba el polvo y escuchaba como el camión hecho su escudo se iba venciendo, Rodríguez solo pensaba en que su cuerpo quedara reconocible para no darle el dolor a su madre de no poder identificarlo después de morir.
Minutos antes había rescatado a decenas de personas atrapadas a causa del impacto de un avión en el que fuera el centro económico más importante del mundo. Luego de sacar a una de las víctimas a la calle, y después de 1:42 horas del golpe al edificio, el entonces empleado de limpieza vio como la construcción de 417 metros de altura comenzó a derrumbarse a su espalda.
Ese día, el mundo cambió, y también la vida de este ciudadano puertorriqueño, que a partir de entonces dejó los instrumentos de limpieza para convertirse en “historia viviente”, un activista y conferencista que comparte con líderes empresariales de varios países la relevancia de invertir en el capital humano.
Pero, ¿cómo una tragedia pudo cambiar su historia para convertirlo en un personaje exitoso para sí mismo y para el mundo? ¿Cómo cambió su destino para ser alguien que no imaginó que pudiera ser?
1) La importancia de decir "yo lo hago"
¿Cuántas oportunidades hemos tenido ante nosotros y las hemos dejado pasar por falta de visión, disposición o simple pereza?William Rodríguez era un aprendiz de mago en Puerto Rico que se lanzó a principios de los ochenta a buscar suerte en Nueva York. Después de fracasar por la cantidad de competencia en la ciudad y tras quedarse sin recursos, entró como empleado de limpieza a las torres gemelas.
“Pensé que duraría seis meses, pero me quedé 20 años de mi vida”, recuerda Rodríguez mientras imparte una conferencia organizada por OCC Mundial en el marco de la Expo Capital Humano efectuada la semana pasada en la Ciudad de México.
“Yo era el de limpieza, era el barrendero. Mi trabajo era limpiar la esfera gigante en el parque, donde me moría de frío”.
A finales de 1982, la empresa en la que trabajaba, American Building Maintenance, solicitó un voluntario que preparara una oficina para un nuevo inquilino en la torre norte, que hasta entonces era secreto. “Yo lo hago”, respondió Rodríguez.
Esas tres palabras acercarían al puertorriqueño al recién elegido gobernador de Nueva York, Mario Cuomo. Gracias a su disposición, se ganó la confianza del miembro del partido demócrata, que primero le dio el encargo de entretener con trucos de magia a los periodistas en las conferencias de prensa, y después de preparar todos los eventos públicos en su despacho.
“La vida es todo un proceso de enseñanza. (…) Yo aprendí cómo organizar una conferencia de prensa, cómo preparar un evento y además veía negociar al gobernador para pasar un proyecto de ley”. Estos conocimientos cobrarían gran relevancia muchos años después para Rodríguez.
"Yo aprendí cómo organizar una conferencia de prensa, cómo preparar un evento y además veía negociar al gobernador para pasar un proyecto de ley"Después de más de 10 años de estar todos los días junto al gobernador, Rodríguez se quedó sin empleo nuevamente cuando Cuomo perdió las elecciones en 1994. El único trabajo que quedaba era el que nadie quería tomar: limpiar las escaleras de los 110 pisos de la torre norte del WTC. “No podía quedarme sin trabajo y dije sí, yo lo hago”.
2) Reaccionar positivamente ante la adversidad
¿Cómo reaccionarías ante una crisis inesperada, para la que piensas que no estás preparado y en la cual está de por medio tu trabajo?La mañana del 11 de septiembre de 2001, William Rodríguez llegó tarde a trabajar. En lugar de comenzar su rutina -a las 8:00 horas- de limpiar las escaleras de arriba hacia abajo, el puertorriqueño pasó al piso 1 del sótano, en el que se encontraba la oficina de limpieza. Fue ahí, donde a las 8:46 horas una fuerte explosión originó daños en el edificio y un pánico generalizado.
No había ventanas, ni comunicación, por lo que nadie sabía que un Boeing 762 con 92 personas a bordo había sido impactado por un grupo de terroristas contra la torre norte del WTC. Todos estaban desesperados, cuando un hombre de color se acercó a Rodríguez y sus compañeros. El hombre, llamado Felipe David, tenía colgando de su rostro un pedazo de piel y su cuerpo cubierto de sangre.
“Mi mundo cambió para siempre. Tenía que ayudarlo”, asegura Rodríguez, quien salió de su estado de parálisis y comenzó a buscar apoyo para la víctima y el resto de sus compañeros inmóviles por el terror.
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“Empecé a empujar a la gente y a pedirles que me siguieran. Los daños en la salida principal habían causado la lesión a Felipe David, y yo conocía el edificio mejor que nadie por lo que los llevé al área de carga y descarga”.
Cuando salió, puso al herido en una ambulancia y entonces supo que un avión había impactado la torre. “Pensé en mis amigos que estaban arriba, en la gente que conocía de Windows of the World –un restaurante en el piso 106–, y les dije ‘tenemos que volver’, pero nadie quiso volver, ¿quién iba a regresar para arriesgar su vida?”, recuerda el puertorriqueño.
3) El hombre indicado en el momento indicado
¿Te has puesto a pensar lo que has aprendido y ganado en el trabajo, y cuál es la mejor forma de aprovecharlo? Cada herramienta, por mínima que parezca es sustancial.Al ver la negativa de la gente para ingresar al WTC, Rodríguez le arrebató el radio a un miembro de seguridad y se introdujo al edificio. La primera persona a la que ayudó fue una señora que temblaba mientras se aferraba a un atril. “Lo he oído todo, pero no me puedo ir, porque soy una trabajadora nueva, y no quiero que me despidan”, argumentó.
"Fue la importancia de los valores la que me enseñó que la compasión es mucho más duradera que la violencia"Después de ayudarla a salir, el trabajador de limpieza ayudó a salir a unas personas atoradas en un elevador que se inundaba con rapidez por el agua de los rociadores que caía desde los pisos superiores. Tras un exitoso rescate, un policía se acercó al puertorriqueño y le preguntó si tenía una llave maestra de la torre, pues nadie podía entrar a los distintos niveles del edificio.
William Rodríguez había obtenido una llave maestra del edificio derivado de una querella que interpuso contra su empresa: En 1996, mientras trapeaba las escaleras resbaló y quedó tirado en el piso durante horas, pues nadie acudió a ayudarlo. En la demanda, Rodríguez no pidió dinero. Lo único que solicitó fue una llave maestra y un radio para protegerse en caso de un accidente. Así obtuvo una de las cinco llaves maestras que existían en el WTC.
De camino al cubo de escaleras, Rodríguez encontró a los bomberos de Nueva York y comenzó a guiarlos por el edificio. Iniciaron el ascenso a la par de evacuar a varias personas por nivel, hasta que llegaron al piso 27, en el que los bomberos, “mis héroes”, fueron desplomándose por el cansancio uno por uno.
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Rodríguez había tardado dos años en aclimatar su cuerpo para subir y bajar los 110 pisos de la torre norte. Para el 11 de septiembre de 2001 tenía “piernas de acero”, pero no los bomberos, que además cargaban un equipo de más de 50 kilos en su espalda. “Me di cuenta entonces que nadie estaba preparado ni tenía el conocimiento para una crisis de tal magnitud”.
El puertorriqueño continuó solo subiendo y apoyando gente hasta el piso 39, cuando escuchó un fuerte estruendo. La torre sur del WTC, que había sido impactada por otro avión después que la torre norte, había caído.
Junto con los bomberos comenzó el descenso para apoyar en la evacuación de algunos heridos, personas en estado de shock y una persona en silla de ruedas. Fue el último en salir del edificio, antes de que este comenzara a derrumbarse a las 10:28 horas. Luego de escuchar los gritos de ¡corre Rodríguez! se ocultó bajo un camión de bomberos, donde permaneció por 4:30 horas hasta que fue rescatado y entrevistado por distintas televisoras.
4) Utilizar el poder para ser un adicto en ayudar
¿Qué haces cuando alguien te pide ayuda? ¿Cómo apoyas a tu compañeros, a las personas que tienen las mismas o mayores necesidades que tú?Una semana después de los atentados, y sin trabajo, Rodríguez encontró el camino de su nuevo estilo de vida, cuando integrantes de la comunidad latina, amenazados de ser deportados, le pidieron apoyo para encontrar a sus familiares desaparecidos durante los ataques.
“Pelear por separado no iba a servir. Decidí organizar a las víctimas y con los recuerdos de lo que aprendí mientras trabajaba con el gobernador convoqué a conferencias de prensa y acudí con los congresistas”, dice el puertorriqueño, quien desde entonces ha encabezado una lucha por respetar los derechos de los familiares de las víctimas, principalmente latinos, que murieron el 11 de septiembre.
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“Me convertí en un adicto en ayudar (…) Fue la importancia de los valores la que me enseñó que la compasión es mucho más duradera que la violencia, así fue como cuando me enteré de la invasión a Iraq hice una marcha por la paz en Estados Unidos en la que participaron soldados americanos”.
William Rodríguez ha sido reconocido en varios países como un héroe, sin embargo él no cree que así lo sea. Asegura ser una persona que supo aprovechar los aprendizajes durante su vida para ayudar, en un momento en el que no había nadie preparado para enfrentar una crisis así.
Los verdaderos héroes murieron el día de los atentados, afirma, aquellos que no tuvieron una segunda oportunidad de vida. “Me han reconocido a nivel internacional, pero no salvé a ninguno de mis amigos. De aquellos por los que me motivé a regresar, no pude salvar a ninguno, (…) pero comparto también este mensaje para que sepan que hay una oportunidad dentro de cada persona de hacer cambios”. altonivel.mx“En el mundo de los recursos humanos, sin la capacitación correcta no podemos transformar ese capital humano y convertirlo en dinero", afirma.