La noticia original proviene de la filtración de un
borrador de la propuesta al Financial Times, “Google break-up emerges from Brussels“, y a estas horas
está recogida ya en todas partes: una propuesta del Parlamento Europeo que
parece tener el apoyo tanto del grupo popular como del socialista, y que propone
una separación obligatoria de Google bajo la ley anti-monopolio, en dos
compañías que supuestamente recogerían sus actividades de búsqueda en un lado, y
comerciales en el otro. Los mejores resúmenes y opiniones los he encontrado en
GigaOM, “European Parliament reportedly wants Google to be broken
up“, y en sentido contrario, en Techdirt, “EU Parliament wants to break up Google… because it’s big &
American or something“.
El estudio de tan drástica medida tiene bastante lógica si consideramos la
evolución del Parlamento Europeo desde las últimas elecciones: frente a la
postura negociadora del español Joaquín Almunia, que redundó en tres intentos de
acuerdo con la compañía que fueron subsiguientemente rechazados, ha emergido una
línea mucho más dura protagonizada originalmente por parlamentarios alemanes que
solicita a la Comisión Europea medidas mucho más contundentes frente a una
Google que considera una amenaza. La opinión de la sucesora de Almunia en la
comisaría de Competencia, la danesa Margrethe
Vestager era antes de acceder a su cargo que la ruptura de Google no podía
llevar a cabo de acuerdo con la legislación vigente, de modo que la postura
parece ser buscar un cambio legislativo que la permita.
La ruptura forzada en función del abuso de las leyes anti-monopolio es una
medida extrema, que ha sido tomada en escasas ocasiones. La más conocida fue,
sin duda, la
de AT&T en las Baby-Bells en 1982. Con posterioridad, se han propuesto
otras, como la de IBM o la de Microsoft, que nunca llegaron a tener efecto,
todas ellas en los Estados Unidos. El acuerdo general parece ser el de plantear
la medida cuando existe un daño claro a los consumidores, un supuesto que
resultaría como mínimo complicado plantear en este caso. El dominio de un
mercado, que en el caso de Google en la Unión Europea llega a porcentajes
superiores al 90%, no es por sí solo una razón para plantear que existe un abuso
de posición monopolística: las leyes no deben penalizar el hecho de tener un
buen producto que es preferido por los consumidores, sino la existencia de
estrategias destinadas a reducir la oferta de productos competidores mediante
tácticas que puedan ser consideradas anti-competitivas. En principio, si puede
ponerse fin al uso de ese tipo de tácticas, que en el caso de Google podrían
efectivamente existir, no debería plantearse una medida tan drástica. Pero en el
caso de la Unión Europea, sencillamente, todo puede pasar. Habrá que estar
atentos. E.Dans
Browse » Home