Bueno es lo
que tenemos a nuestro alcance, aquello por lo que no tenemos que preocuparnos.
Bueno es mediocre, no es necesario trabajar duro para conseguirlo. Bueno es
cualquiera de nosotros, está dentro de nuestra zona de confort y es justamente
en lugar donde hemos creído que siempre estará el área de seguridad que nos
permite vivir como hasta ahora hemos vivido.
Bueno es lo
suficientemente bueno como para seguir haciendo las cosas como hasta ahora. No
es necesario alcanzar más altos estándares de calidad, el trabajo es lo
suficientemente bueno como para colocarte fijo en la cadena de producción y no
abandonar tu puesto de trabajo hasta la jubilación, es bueno, no abandones. La educación de nuestros hijos es buena, son
educados, estudian y leen libros. Es bueno.
La opción es fascinar
Y de
repente, llega esta revolución (llámalo crisis si lo
prefieres) y lo cambia todo. La mayor parte de lo bueno
que teníamos entre nuestras manos desaparece. La abundancia de elecciones lo
suficientemente buenas como para conseguir un buen trabajo y ganarse la vida
haciendo lo que tu jefe decía que hieras, se esfuma como un deseo formulado al
soplar las velas de tu tarta de cumpleaños. La oportunidad de sobresalir
del resto estudiando una carrera o cursando un MBA, deja de ser una oportunidad.
Primordialmente, cuando cualquier persona con conexión a Internet tiene acceso
al conocimiento y a la información y además imprime en su trabajo y forma de
vivir la actitud, pasión y atrevimiento que no enseñan en ningún tipo de estos
programas.
Tantos años
de sufrimiento, indecisión, duda, sumisión y obediencia condensados, para que
de la noche a la mañana vivir una vida buena, ya no posea valor alguno. La
única opción de salir a la superficie es ser geniales.
¿Qué hacer
cuando ya no funciona aquello que nos enseñaron obligatoriamente a buscar?
busca en genial, ahí encontrarás la solución.