miércoles, 8 de enero de 2014

Casos interesantes en robotización: las carreras de camellos

Camel race in Dubai
Había oído mencionar algunos detalles de este tema que data de hace ya algunos años, pero he tenido que verlo directamente en Dubai para entender lo verdaderamente interesante del mismo: un deporte completamente tradicional, “el deporte de los jeques”, las carreras de camellos, en el que a lo largo de los últimos años presenciamos un proceso integral de sustitución de personas por robots, y con un nivel de aceptación que no solo se convierte en completa en los emiratos que inician el movimiento, Qatar y Dubai, sino que además se exportar con éxito al resto del mundo árabe más conservador.
Originalmente, las carreras de camellos, en las que los animales corren a velocidades de hasta 65 Km/h, era un deporte en el que la búsqueda de la reducción de peso de los jinetes para obtener rendimientos superiores en los camellos había llevado a unas durísimas condiciones de explotación infantil: miles de niños, muchos de menos de cuatro años de edad, eran explotados para su uso como jockeys en un proceso que en muchos casos implicaba no solo su tráfico como esclavos, sino además el someterlos a condiciones de malnutrición para que se mantuviesen en el menor peso corporal posible. Los niños vivían en campamentos en los alrededores de los circuitos, no tenían ningún contacto con la vida fuera de ese entorno, y eran transportados de circuito en circuito como los animales hasta que algún día tenían algún accidente y eran descartados. Las caídas eran habituales, e iban desde erosiones y moratones hasta fracturas, o incluso la muerte. Carentes de educación, muchos de ellos eran incluso incapaces de hablar.
Las alegaciones de explotación infantil llevaron a los Emiratos Árabes Unidos a prohibir el uso de jinetes menores de quince años y de 45 Kg. de peso, en una ley promulgada por el jeque  Hamdan bin Zayed Al Nahyan, que entró en vigor el 29 de julio de 2002. Además, se compensó a 879 antiguos jockeys por daños, y se dictaron fuertes penas de inhabilitación y cárcel para quienes siguiesen utilizando niños en las carreras.
Tras la prohibición, comenzó el uso de jockeys robóticos: el emirato de Qatar comenzó el desarrollo en 2001, y en 2003 dio lugar a un primer concurso sobre un prototipo creado por el Qatar Scientific Club. Se encargó el desarrollo a una empresa suiza, K-Team, que dio lugar a un análisis revisado y comenzó a lidiar con los primeros problemas de adaptación: los camellos estaban acostumbrados a jockeys humanos, y los diseños robóticos los asustaban o confundían. La evolución del diseño llevó a fabricar robots con ciertas características humanoides, con caras, gorras, gafas de sol, atuendos de seda e incluso perfumes.
Los prototipos actuales, de fabricación local, pesan entre dos y tres kilos – los primeros modelos suizos pesaban 27 Kg – y están preparados para aguantar el fuerte movimiento irregular característico de la marcha de los camellos y el entorno seco y polvoriento del desierto. En estos dos artículos de 2005 en Wired y en The Guardian he encontrado referencias a los primeros desarrollos que empezaron a probarse entonces. Los robots actuales son de aluminio, y constan de una cabeza y un tórax del tamaño aproximado de un libro ancho dotado de dos pequeños brazos, uno que controla la fusta – que puede pegar al animal en diferentes sitios en función de su doma – y otro para la gestión de las riendas. Además, el robot tiene un GPS que transmite la velocidad, y un sensor del ritmo cardíaco del animal. En este vídeo en Vine he tomado algunos segundos de una carrera y se pueden apreciar los robots en funcionamiento:


Por el exterior del circuito se pueden ver los vehículos en los que van los operadores de los robots, que intentan mantenerse a su altura para poder tener una visión más clara de las maniobras y las reacciones del camello. La rápida mejora de la tecnología dio lugar a reducciones de peso y tamaño que permitieron la consecución de marcas de velocidad cada vez mejores, y una aceptación cada vez mayor de los robots en todo el resto de los países árabes, a pesar de tratarse de un deporte con unas fuertes raíces ancladas en lo tradicional.
Actualmente, el uso de niños como jockeys ha desaparecido casi completamente en todo el mundo árabe. Obviamente, en este caso actuaba como incentivo a la sustitución el interés por evitar una explotación infantil que, además de sus obvias consecuencias negativas directas, chocaba frontalmente con la imagen de modernidad que algunos países intentaban ofrecer. Hablamos de un proceso de sustitución en el que era difícil identificar verdaderos perdedores. Pero incluso con esos incentivos, resulta muy interesante observar los detalles de un proceso de robotización tan completo, y poder presenciar ya con la perspectiva de casi diez años de competición utilizando robots todo el panorama de reticencias iniciales, el impacto de la legislación, las expectativas generadas por los primeros desarrollos, etc. hasta la visión actual, en la que ningún participante querría volver a utilizar niños y donde la tecnología se ve ya como la forma óptima de preservar la esencia del deporte tradicional de sus abuelos.
A finales de 2012, un corto de tres minutos dirigido por James Rawson quedó finalista en la FOCUS FORWARD Filmmaker Competition, y ofrece una muy buena perspectiva de cómo fue el proceso de adopción:


Sin duda, un proceso de sustitución completo e interesante. No te quepa duda: vas a ver muchos más. Y seguramente, no todos con tan pocas resistencias ni con resultados tan satisfactorios.
 

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