Ni las reformas estructurales ni el multibillonario gasto público detonarán el crecimiento mientras siga erosionada la confianza del consumidor.
El PRI está todavía a tiempo de evitar un doloroso voto de castigo por su reforma fiscal.
La inflación está controlada. El gasto
público empieza a permear en forma lenta aun cuando extemporánea, la inversión extranjera fluye a nuestro
país. El turismo observa un discreto
crescendo. No existe fuga de capitales (si bien han salido del país 10,000
millones de dólares en los últimos cuatro meses). Buenas noticias… Sí, en efecto, algunos indicadores
muestran señales esperanzadoras y, sin embargo, nos encontramos en la antesala
de una parálisis económica que se
comprueba con estudiar el aberrante crecimiento
del PIB en 2013 y el del 2014, muy a pesar del creciente déficit (nada
parecido al 0% del déficit prometido) y de la enorme deuda pública ya contratada… ¡Horror!
Las reformas estructurales constituyen la gran apuesta en la que empieza a creer el mundo entero en tanto ya no se encuentran por doquier cabezas de narcos decapitados
¿Por qué los mexicanos giramos la
cabeza a diestra y siniestra en busca de más explicaciones, en lugar de
ponernos de pie y convertirnos en un ejército en marcha? ¿Por qué no se
promueven políticas tributarias y financieras para hacernos más competitivos, ayudar a la creación de
empleos y a la generación de riqueza para así erradicar la miseria y el hambre? ¿Por qué dañar la atmósfera de
negocios al imponer gravámenes aberrantes, en lugar de iniciar un círculo
virtuoso de expansión empresarial
que finalmente fortalecería al propio fisco?
¿Por qué acusar como lavadores de dinero, asimilándolos a
narcotraficantes, a quienes históricamente han satisfecho sus necesidades
financieras pagando con pesos mexicanos? ¿Para qué paralizar la economía al
crear un terrorismo tributario y otro monetario que penalizan nuestro
sistema de pagos? ¿Por qué no auditar a las grandes corporaciones asesoradas
por profesionales de la elusión fiscal? Con un "politicote" corrupto
en la cárcel –la inmensa mayoría
detenta una riqueza mal habida–,
acompañado por un “destacado” empresario, se crearía otro círculo virtuoso que
dispararía la recaudación. Por cierto, ¿y la secretaría creada para abatir la
corrupción…?
Los impuestos en el mundo
Mientras las
haciendas del mundo se orientan a gravar
el consumo a través del IVA, en México vamos en sentido contrario y
elevamos los impuestos al ingreso de la clase
media cautiva que todavía sostiene pacientemente al país.
En Alemania se exenta del pago del ISR a
los trabajadores que tengan un segundo empleo; en Francia se practican recortes draconianos al gasto público,
en tanto que la España en crisis eleva
al 21% el IVA, reduce la tasa a los artículos de primera necesidad,
disminuye al 25% el ISR a las empresas, incentiva la compra de vehículos,
impulsa la industria de la construcción y sus mágicos efectos multiplicadores.
En Hong Kong y Singapur también bajan
los impuestos al ingreso, al igual que en Panamá, en donde el ISR es del
15% y crecen al 8.5%...
En México cobran 50% de comisión al sacar
$100 pesos de un cajero… En México se dispara la deuda pública, se castiga la compra de vehículos con
depreciaciones absurdas, se lastima gravemente la construcción y sus
mágicos efectos multiplicadores desde que el 70% de los recursos del Infonavit
son desviados para financiar indebidamente el seguro de desempleo con todo y sus complejidades administrativas.
¿Por qué los
motores de la economía no encienden? Por supuesto que se debe modificar la
histórica estructura productiva,
pero si el gobierno aumenta drásticamente los impuestos al ingreso y mutila la
capacidad de consumo de la clase media, entonces no debemos preguntarnos por
qué la "araña" no salta, si ya se le arrancaron las patas…
¿Suficiente? ¡No!: quien pague en efectivo
cantidades superiores a los $80,000 puede
llegar a ser encarcelado, si se le aplica la ley de lavado del dinero, que rompe con el histórico sistema
nacional de pagos.
El interminable catálogo de “actividades vulnerables”
aterroriza a la población y la inducen a consumir mucho menos, con todos los
perjuicios para la actividad económica. Quien
compre un vehículo en efectivo o una vivienda con valor superior a los $500,000
o consuma en su tarjeta de crédito cantidades mayores a los $50,000 u otorgue
créditos hipotecarios o de mutuo, o quien haga donativos a instituciones de
beneficencia hasta ciertos límites, será
reportado a la SHCP como “presunto”
evasor fiscal o presunto lavador de dinero, asimilado a los narcos, aun
cuando en su vida jamás haya fumado ni siquiera un cigarrillo… ¿Lo peor…?
Quienes lavan dinero a gran escala, los capos, los gobernadores, muchísimos
funcionarios de cualquier nivel, los legisladores que reciben voluminosos
sobornos, continuarán exigiendo las mordidas, sin pagar impuestos ni ver
amenazada su libertad personal, peligro que sí enfrenta la sociedad mexicana
atemorizada, que decidió guardar la cartera con los consecuentes efectos en el
PIB.
Imposible
estar de acuerdo con la evasión fiscal
ni con el peculado, pero en un país que se encuentra carcomido por la corrupción no se puede romper
abruptamente con los usos y costumbres monetarios vigentes en las últimas
centurias.
El miedo al consumo limita el crecimiento de las empresas, deprime
la creación de empleos, impide la generación de utilidades, desploma la
recaudación, crece el endeudamiento
público y se presiona más a Carstens para que emita más masa circulante,
con los consecuentes efectos
inflacionarios. Carstens parece ser otra víctima de Videgaray, como toda la
nación. Ya lo vimos reducir al 3% la tasa de interés interbancaria con tal de
impulsar el crecimiento económico. Si Carstens pudiera gritar…
Confianza del consumidor erosionada
Ni las
reformas estructurales ni el multibillonario
gasto público ni la contratación de deuda ni la reducción del 3% de la tasa
de interés ni la inversión extranjera detonarán el crecimiento económico de
México a los niveles programados mientras siga erosionada la confianza del consumidor y del contribuyente, tal y
como acontece en Japón, en donde una desafortunada reforma tributaria también
ha reducido en un 1.7% el PIB en el segundo trimestre del año en curso.
Para
lograr un crecimiento se requiere una reforma
fiscal integral; modificar la ley del lavado de dinero, reducir los gravámenes al ingreso, imponer un IVA universalizado que
proteja la canasta básica con tasas menores y premiar financieramente a los estados que incrementen sensiblemente su
recaudación del impuesto predial. A continuación se debe disminuir el gasto
público burocrático y meter en cintura
la economía informal, en lugar de premiarla con subsidios, como la pensión
para adultos mayores y el seguro del desempleo, una aberración en un país con
el 60% de trabajadores informales.
Aplaudo la reforma energética y la de las telecomunicaciones: un estruendoso
bravísimo; solo que con aquellas no se recuperará en el corto plazo la
confianza de un consumidor, que se encuentra aterrorizado en casa sin poder
consumir porque el propio gobierno le ha aniquilado esa posibilidad al gravarle desproporcionadamente sus ingresos.
Si bien es cierto que va llegar a México una catarata de divisas destinadas al
sector energético, va a pasar mucho tiempo antes de que se produzca la primera
gota de gasolina, por lo que en paralelo se debe estimular al consumidor del
día de hoy. Los legisladores priistas deben reconocer sus equivocaciones,
propias de una pusilánime obsecuencia política, y proponer una reforma
tributaria de fondo para cambiar a favor el rostro de México.
Elecciones intermedias
En las
elecciones intermedias del 2015, el Congreso podría teñirse de azul si el crecimiento económico de México se sigue
desplomando a la baja, muy a pesar de las promisorias reformas
estructurales que se han realizado, y si el PAN promete derogar los impuestos
“robados” por el PRI a la nación durante el gobierno peñista. ¿Alguien se
imagina un Congreso dominado por MORENA y encabezado por Martí Batres?
El PRI
está todavía a tiempo de evitar un doloroso voto de castigo cuando los contribuyentes,
dos meses después de presentar sus declaraciones de impuestos en abril del
2015, ávidos de venganza, acudan furiosos a las urnas con la intención de
renovar la Cámara de Diputados, además de gubernaturas, etc… Ya sé: regalarán
500,000 televisiones y reducirán el precio de la gasolina y de la luz para
demostrar la eficiencia de la reforma energética, solo para ganar el control del Congreso, mientras
la deuda pública se dispara irresponsablemente, en el entendido que esa
película demagógica, la vimos los mexicanos.
Es hora de dar un rudo golpe de
timón para rectificar las decisiones equivocadas: