jueves, 28 de agosto de 2014

¿Renunciar o no? El dilema de la contraoferta

Antes de aceptarla, debes analizar si realmente es lo que quieres y si beneficiará tu carrera, y no pensar solo en la satisfacción de corto plazo.

¿Renunciar o no? El dilema de la contraoferta

Las razones más comunes por las cuales un trabajador renuncia en México son la negativa del incremento salarial, la baja calidad de vida y el aburrimiento.

27-08-2014
POR: Altonivel
Si bien renunciar es generalmente una decisión difícil y que implica un ejercicio de reflexión serio y profundo, lo cierto que no siempre todo termina ahí, ya que la contraoferta laboral suele ser un último recurso de la empresa para evitar la salida de su talento.
Sin embargo, ésta no supone ser la mejor solución para ninguna de las partes, ya que sus implicaciones y lo que representa en el fondo podrían no ayudar en el mejoramiento de la relación empleado-empresa ni en la satisfacción del elemento que desea abandonar la compañía.
En México, señala Wanda Sevilla, gerente de la especialidad de Marketing y Ventas Industrial de Hays México, las contraofertas laborales son cada vez más comunes debido a que es la mejor alternativa del empleador que se esfuerza por mantener a su personal en un entorno en el que escasean los profesionales con capacidades y habilidades que demanda el mercado laboral.
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Por ello, y sin importar lo que cueste, el empleador ofrece mejoras al contrato del renunciante –usualmente aumento de salario– para retenerlo. ¿Pero es esta la mejor decisión que pudo haber tomado la empresa?
Para la especialista de Hays México, no. Ya que si un profesional acepta una contraoferta de su jefe después de haber renunciado, es probable que a los seis meses vuelva a renunciar y/o buscar otro empleo, agrega la especialista en entrevista con AltoNivel.com.mx.
Esta situación genera una anomalía en la relación entre el empleador y el empleado que difícilmente es superada, ya que puede generar incertidumbre entre ambas partes.
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Al recibir la renuncia de alguno de sus trabajadores, la empresa analiza los pros y contras de dicha baja en su plantilla laboral, poniendo sobre la balanza cuestiones como el tiempo que la plaza permanecería desierta y por tanto afectaría la productividad; la experiencia que se perdería y el tiempo y dinero que se invertiría en capacitar a un nuevo elemento, etcétera… y decide que lo mejor es conservar a ese empleado sin importar el costo.
Sin embargo, el impacto de esto en el empleador es sensible, pues esta medida no resuelve el asunto de fondo y podría acarrear diferentes problemáticas, por ejemplo, la afectación en el equipo de trabajo, en el que ahora “el profesional verá que su relación tanto con su jefe como con la empresa ha cambiado. Ahora es la persona que ‘quería irse’. Para el equipo, ya no serás alguien leal y en quien confiar”.

¿Debo aceptar la contraoferta?

En la otra cara del espejo se encuentra el empleado, es decir, quien al final del día es el que decide si permanece o se va de la empresa.
Por esto, y al igual que analizó su renuncia, ahora debe reflexionar con la misma seriedad sobre la contraoferta y determinar si ésta es en realidad una solución a sus necesidades –económicas, personales, profesionales, etcétera– o si solo será una satisfacción de corto plazo que lo orillará a repetir la situación en algunos meses.
Para evitarlo, el renunciante debe de analizar las causas por las cuales decidió dejar su trabajo antes de aceptar y definir si éstas tienen solución en la contraoferta recibida.
“Las razones más comunes por las cuales un trabajador deja su puesto de trabajo en México son la negativa ante una petición de incremento de salario, la baja calidad de vida y el aburrimiento”, por lo que el renunciante debería analizar si estas cuestiones cambiarán o no, y con base en eso definir si acepta o no la contraoferta.
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La especialista señala que incluso un empleado en esta situación debería preguntarse por qué es hasta este punto que se le ofrece lo que durante su estadía le fue negado, por ejemplo, si durante tres años le fue negado un aumento o un ascenso y ahora es uno de los puntos de la contraoferta, debería preguntarse lo siguiente:
¿Por qué no se me ofreció antes esa oportunidad? ¿Realmente valoran mi trabajo? ¿Está dentro de mi plan profesional esperar el mismo tiempo o más antes de obtener otro ascenso? ¿Realmente deseo permanecer en esta empresa?
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Incluso puede presentarse la situación de que la organización solamente esté consiguiendo tiempo para buscarte un reemplazo, asumiendo que en breve volverás a renunciar y dejarás ese puesto vacante.
Ahora, ¿por qué los profesionistas suelen aceptar la contraoferta? Sevilla destaca que pueden tratarse varios factores, entre ellos el sentir que su jefe y la empresa le consideran importante, por la mejora económica, o muchas veces por el miedo a lo desconocido.
La solución a este conflicto se encuentra en que tanto el empleador como el empleado realicen un ejercicio de análisis profundo de lo que desean antes de atravesar ese umbral y cerrar ese ciclo.
 

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