viernes, 1 de agosto de 2014

Snapchat: callando bocas

Snapchat logoEn diciembre de 2012, Facebook comenzó a trabajar en un clon de Snapchat, un servicio de mensajería instantánea basada en mensajes que se autodestruían en diez segundos y que crecía con ritmo arrollador. No lo hizo de cualquier manera: aunque la complejidad del desarrollo no era especialmente elevada, el propio Mark Zuckerberg se implicó en ella, y de hecho terminó grabando él mismo los mensajes de voz de la aplicación.
Sin embargo, el desarrollo de Facebook, llamado Poke, no resistió ni siquiera un asalto: mientras Snapchat le daba la bienvenida con estilo y seguía creciendo de forma desmesurada, Poke recibió una atención escasísima, probando que para ese tipo de comunicación, Facebook no era considerada por los jóvenes como una buena opción.
Tras el intento de copia, Facebook planteó la adquisición, y puso encima de la mesa nada menos que tres mil millones de dólares – por una empresa sin modelo de negocio o con muy leves indicaciones de tenerlo. Evan Spiegel, cofundador de la compañía, rechazó la oferta, y muchísimos analistas dijeron que estaba completamente loco. Se rumorea que muy poco tiempo después, Spiegel volvió a rechazar otra oferta, esta vez proveniente de Google, y de cuatro mil millones de dólares. De nuevo, para muchos fue la prueba de que a este joven emprendedor se le había ido la olla.
Hoy, Snapchat protagoniza las portadas de las páginas de referencia en economía y tecnología tras haber recibido una propuesta de inversión del gigante chino del comercio electrónico Alibaba, que valora la compañía en diez millones de dólares. No tres ni cuatro, sino diez, y hay quien dice que aún así podría ser una ganga. Las razones del interés de Alibaba parecen lógicas: competir con su rival, Tencent, propietarios de WeChat.
De repente, Snapchat, que en los meses que van entre una y otra oferta ha ido mejorando progresivamente su producto y ha ido recibiendo una atención cada vez mayor por parte de anunciantes, parece ir ganando en apreciación de los analistas, y Evan Spiegel ya no es un loco temerario, sino un visionario. Ni los competidores, ni los escándalos, ni los problemas de seguridad parecen amenazar la impresionante progresión de Snapchat, que en su momento fue definido por el propio Zuckerberg como “un fenómeno de la privacidad” y que podría estar convirtiéndose en la forma preferida de comunicarse de toda una generación.
Snapchat fascina a los inversores. Uno de los primeros que invirtieron en fase de capital semilla dijo haber conocido la aplicación a través de su hija pequeña, que le comentó que las tres aplicaciones más populares en su colegio eran Angry Birds, Instagram… y Snapchat – que era la única que no le sonaba. Los fundadores no son nuevos en esto: Snapchat es, según ellos, uno de los más de treinta y cuatro proyectos que intentaron poner en marcha. Los que pretenden que el uso de Snapchat es fundamentalmente para sexting y usos similares, se equivocan: no es posible explicar su nivel de uso únicamente con ese tipo de actividad.
Por ahora, Snapchat ya parece haber callado muchas de las bocas que la veían como algo frívolo, absurdo o relegado a ser una curiosidad, así como a los que vieron como una locura que rechazase aquella oferta. En su momento, se dijo que las tres posibles razones para rechazar una oferta de tres mil millones de dólares eran que Snapchat esperase ser como Facebook, como Twitter, o que estuvieran completamente locos.  Lo que sabemos hoy es que el importante crecimiento de la aplicación y la valoración de la compañía parecen indicar que podemos estar ante alguna de las dos primeras opciones… que no es decir poco. E.Dans
 

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